martes, 29 de abril de 2008

Agenda

La photographie timbrée
La inventiva visual de la tarjeta postal fotográfica


Del 4 de marzo al 18 de mayo
Jeu de Paume, Hôtel de Sully, París



La presente exposición está consagrada a aquél que fue, algunos años antes que la prensa o el libro ilustrado, el primer soporte en ofrecer una difusión masiva a la fotografía: la tarjeta postal.

Desde 1900, el éxito popular de las tarjetas postales fotográficas fue inmenso. Junto a las vistas de ciudades o pueblos, los editores publican también, bajo el término genérico de “cartes postales fantaisies”, imágenes más excitantes: proverbios plasmados en imágenes, escenas imaginarias, cómicas, a veces un tanto eróticas.
Para realizar estas curiosidades visuales, los fotógrafos que trabajaban para los editores recurrieron a toda una panoplia de efectos técnicos –montajes, sobreimpresiones, deformaciones ópticas, etc.- bien conocidos por los profesionales, pero aún poco familiares para el gran público. Es esta extraordinaria inventiva visual, desplegada por la industria de la tarjeta postal durante los primeros decenios del siglo XX, que la exposición se propone mostrar.


La exposición presenta más de 500 tarjetas postales, así como una selección de obras de Man Ray, Erwin Blumenfeld, Giacomo Balla, Johannes Theodor Baargeld, Maurice Tabard, Herbert Bayer, El Lissitzky, André Kertesz, Alexandre Rodtchenko, El Lissitzky, Gustav Klutsis, Grete Stern, Hannah Höch, Sophie Taeuber-Arp, Paul Citroën, André Breton, Paul Eluard, Georges Hugnet, Joan Miro, Salvador Dali, Max Ernst, Robert Desnos, Marcel Duchamp, René Magritte, Pablo Picasso, Hans Arp, Oscar Dominguez, Dora Maar, Hans Bellmer, Meret Oppenheim, Roland Penrose, Yves Tanguy..., quienes utilizaron estas tarjetas postales como material o como modelos para sus propias obras.

Curador: Clément Chérouz, historiador de la fotografía, conservador en el Centro Pompidou, París.

lunes, 28 de abril de 2008

Libros

Correspondencia
Entre lo grande y lo pequeño

"¡Alma mía!" (Manantial), libro del que se anticipa un fragmento, reúne las cartas que Heidegger envió a su esposa de 1915 a 1970. Los textos muestran tanto mezquindades cotidianas como el germen de la valiosa filosofía elaborada por el pensador alemán




Por Barbara Cassin y Alain Badiou

Podría ocurrir que muchos lectores se acercaran a esta correspondencia armados de una única pregunta, del tipo: "Veamos si hay aquí algo de nazismo y de antisemitismo". Y tanto más cuando la destinataria de las cartas, Elfride, la mujer del gran hombre, tiene fama -justificada- de haber estimado siempre a Hitler y menospreciado a los judíos.

Este acercamiento se mostrará decepcionante por dos razones. La primera es que, de hecho, pocas cosas en estas cartas son pertinentes al respecto. No se encuentra en ellas nada que modifique las opiniones establecidas, ni en los usos de la palabra "judío" ni en el compromiso con el nazismo. [...]

Recomendamos que se acepte la explicación de Gertrud, la nieta de Elfride, acerca de los criterios de su selección [...]: "Para conjurar las especulaciones, he incluido en el libro todas las cartas que poseo de entre 1933 y 1938. Fuera de ello, son citadas todas las manifestaciones antisemitas y políticas referentes al nacionalsocialismo", finalmente poco numerosas. Silencio pues sobre "la creciente persecución a los judíos" en las cartas conservadas. Pero, es claro que fueron conservadas muy pocas de estas cartas: nueve entre 1933 y 1938, aun cuando Heidegger a menudo no estaba en casa. "Si se perdieron o si fueron destruidas y, si lo fueron, por quién y cuándo, ya no puede ser esclarecido." Solo que es muy plausible que las hayan destruido, y de común acuerdo. [ ]

En cuanto al nazismo, no nos enteramos de nada que no se sepa desde hace mucho. A saber: que aun cuando la pareja, movida por su conservadurismo antisocialista y su limitado nacionalismo de provincia, más bien apoyó a los nazis desde comienzos de los años 30, no dejaba de considerarlos incultos, gente indigna de las cimas donde se juega el destino del espíritu. Que hubo luego un gran entusiasmo por la "revolución alemana" (es la expresión que utiliza Heidegger en una de sus cartas) y por el pequeño poder académico y social que confería a la pareja. Que luego puede adivinarse una prudente política de espera, de la que diríamos que constituye un indicio entre otros de la falta de coraje del pensador. [...]

Heidegger es ciertamente un gran filósofo, que al mismo tiempo fue un nazi de lo más común. Es así. ¡Que la filosofía se las arregle! [...] Estamos ante un límite dialéctico, que podemos llamar existencial, de la grandeza de pensamiento y la pequeñez de convicción, de la capacidad creadora de dimensiones universales y de la singularidad obtusa de un profesor de provincia.

Lo que estas cartas tienen de apasionante es que ensanchan esta matriz (lo Pequeño como soporte existencial de lo Grande) a muchos otros aspectos de la existencia del pensador. Lo que hizo de él un rector nacionalsocialista al mismo tiempo que constituyó una sorprendente salida moderna del idealismo alemán, obra también en la relación que mantiene con el lugar (la provincia profunda y el destino planetario), con las mujeres (el cazador de las estudiantes y la santa espiritualidad del matrimonio), con la universidad (las incesantes intrigas de gabinete y el desinterés profético del pensamiento solitario) y, por último, con la existencia concreta en todas sus dimensiones. Hay que reconocer que el material existencial sublimado en el "decir" heideggeriano es de muy baja calidad. Lo apasionante es seguir su introducción en el lenguaje especulativo. Daremos algunos ejemplos.

Hay que comenzar por los inicios: la corte que Martin hace a Elfride durante la Primera Guerra Mundial. La propia Elfride señala que las cartas de esta época son el modelo de las innumerables cartas que enviará luego a sus sucesivas amantes ("El Tú de tu alma amante me ha encontrado"). Ahora bien, ¿cuál es aquí la fuerza oculta? Probablemente el maquillaje del deseo de seducir y de la vigorosa sensualidad, metafóricamente campesina, del pensador, que en una elevación espiritual convierte a cada mujer en el recurso elegido de la obra y del trabajo. Cada vez, la singularidad del encuentro es presentada como una nueva oportunidad concedida a la tarea aplastante que el destino o los dioses han asignado al filósofo en esta tierra: conservar, en el entorno nihilista de la técnica, lo que pueda ser conservado del pensamiento. Estamos por cierto ante la lógica de la Musa tan bien descrita por ...tienne Gilson. Pero prestemos atención, en esto como en lo demás, Heidegger no es "platónico". El amor se manifiesta a ras del cuerpo, se presenta bajo la forma de una bella y joven estudiante o de una culta aristócrata, no es en absoluto "platónico". [...]

En el caso de Elfride, el pathos de Martin a los veintiséis años no es todavía aquel cuya potencia y originalidad conocemos. Es la religión la que ocupa el proscenio lingüístico de los impulsos espirituales con los que se adorna el deseo. Por lo demás, es sorprendente la extrema importancia que tienen las pertenencias clericales en las uniones sexuales. Martin, nunca heroico, tiembla, literalmente, por tener que confesar a su familia católica que quiere comprometerse con una protestante. [...]

Uno de los intereses de las grandes correspondencias (cincuenta y cinco años en este caso) es el de hacer ver los lentos efectos del tiempo. Vemos cómo se deforma y se desgasta lentamente la evidencia religiosa del amor inicial, y también final. En especial después de la Segunda Guerra Mundial, después de la cesura nazi, la cuestión de las confesiones (católica, protestante) no aparece más que de manera anecdótica. [...] Así, el recorrido de las cartas de amor irá desde la celebración mística, por parte de los amantes, de un más allá espiritual de la carne, que opone la verdadera religión a la corriente profana y degradante del mundo moderno, hasta la invención, apartada y solitaria, arrojada al porvenir como una profecía de atavío hölderliniano, del Dios que nos falta. [...]

Solo una [mujer] es única, la suya, Elfride. Y luego hay otras, tantas otras. Es por lo menos una sorpresa que el pensador de Messkirch y de la cabaña haya tenido tantas, hasta el final, y las haya seducido tan rápidamente, en cuanto las conocía. [...]

En todo caso, los dos se aman, en el sentido en que Elfride es la patria, allí donde uno nace a sí mismo [ ]

Así pues, una mujer común en un matrimonio común, que lo ha sacrificado todo, interrumpiendo sus estudios, ocupándose de la casa y de los hijos -"calma cuando regreso cansado de la tierra lejana de las grandes preguntas", con una "manera de obrar femenina", con una "Tu colaboración, que entraña, además de la crítica fenomenológica, justo lo más difícil: un renunciar, un esperar y un confiar" - se ha celebrado la misa, de un solo y mismo machismo, el Pequeño y el Grande.

Por otra parte hay otra sorpresa [...]. El brevísimo epílogo de Hermann Heidegger, hijo menor y heredero de los derechos de toda la obra, escrito en 2005, el "día del 112vo natalicio de nuestra madre y abuela" pertenece al orden del coming out : "Nací en 1920 como hijo legítimo de Martin y Elfride Heidegger. Cuando tenía apenas catorce años, mi madre me dijo que mi padre biológico era el doctor Friedel Caesar, mi padrino y amigo de la juventud de mi madre, quien murió en 1946". Martin y Elfride se casaron en 1917, Jörg nació en enero de 1919, Hermann nace en agosto de 1920. Sin duda, Elfride ya no es ni enteramente la misma ni del todo otra, tampoco Heidegger es enteramente el mismo. "Hace tiempo que sé que Friedel te ama", le responde en septiembre de 1919. "Dejémoslo librado al gran curso de nuestro matrimonio", "confío tanto en tu amor cuanto en mi amor por ti, aun cuando no todo me resulte comprensible y no pueda siempre entender desde qué fuente se me aproxima tu amor de mil caras." [...]


Por otra parte, no se trata de decirlo todo, aun cuando los secretos sean indignos, ya que "la cuestión de la verdad y la mentira no es tan simple". Nosotros, que leemos estas cartas que no nos están dirigidas, vemos ante todo su función de complemento con respecto a lo único. Acaso no sea difícil establecer la tipología: estudiantes, princesas, amigas que son mujeres de sus amigos, tanto más inquietantemente jóvenes a medida que él envejece. Por momentos ambas cosas, como Margot von Sachsen-Meiningen, que asiste a sus cursos de 1942 y que constituye un punto fijo de felicidad durante la guerra, ella de quien dirá, más tarde y a raíz de otra -Sophie Dorothee von Podewils-, que le hubiera podido hacer olvidar a Elfride. Las otras, como la una, son ante todo referidas a la tarea: complementariedad, complicidad, estímulo de lo espiritual por medio de lo carnal, que deviene síntoma de un avance en el pensamiento. [...]

Los enredos por obtener un puesto de enseñanza, un progreso de escalafón, la superioridad institucional ante los mediocres y los rivales, el otorgamiento de un "honor" (del estilo: ser el único candidato para un puesto), todo eso ocupa un lugar verdaderamente extraordinario en las cartas. Y tanto más cuanto que Heidegger no abandonará casi su provincia de origen, rechazando por razones protocolares, que a menudo presenta luego como razones nobles, otras posibilidades, sobre todo las ofrecidas en Berlín. Es importante recordar aquí que Heidegger no dispone de una fortuna heredada y realmente depende para vivir de su situación en la universidad. [...] Digamos que lo que se lee en estas cartas es una construcción en tres etapas: una experiencia a menudo al ras de la vida convencional y de sus agitaciones sin grandeza; una postura subjetiva, a menudo retroactiva, que dispone la banalidad de esta vida como entorno planetario devastado y exceptúa de ella el pensamiento puro; una producción lingüística genial, que rodea la excepción y la hace brillar en el cielo de la filosofía. De todo esto es Elfride, el "alma mía", la confidente escogida y, sin duda, la consejera sagaz.

Es muy interesante comparar aquí la figura social de la pareja Heidegger con la de la pareja Sartre-Beauvoir. Aunque las diferencias sean cruciales, en especial el hecho de que Simone de Beauvoir sea una escritora de pleno derecho, las similitudes son de cualquier forma impresionantes, sobre todo si vemos las cosas desde el punto de vista de Sartre (y del de Heidegger). Puesto que en ambos casos, sobre una vida sentimental y sexual extremamente recargada y diversa, a menudo clandestina, se articula la pareja, podríamos decir la Pareja, como garante de la permanencia de una suerte de discusión infinita [...]. En los dos casos, la sublimación filosófica opone esta unidad duradera al pasaje de lo múltiple. Heidegger dirá: la sensualidad amorosa vale como impulso circunstancial, solo la santidad de la esposa está a la altura de la obra realizada. Y Sartre: las mujeres son contingentes, solo Simone es necesaria. En fin, en los dos casos se da la tentativa de constituir una unión triádica donde la esposa (la mujer necesaria) concede a la intrusa, en nombre de su propia permanencia, una especie de bendición provisoria. [...]

Estos jóvenes, Martin, Jean-Paul, Simone y Elfride, viven en el período de entreguerras, los años veinte, los años locos, cuando las viejas costumbres vacilan, cuando una nueva visión de la pareja, de su relación con la mudanza del deseo, intenta deshacerse de las obligaciones religiosas y familiares. Es el terreno del existencialismo, después de todo, de esta nueva comunicación entre la libertad de conductas, la potencia de la elección y la inercia de las situaciones sociales dadas. Heidegger-Elfride, ¿una pareja de la época existencialista? Sí, en un cierto sentido. Quedamos impresionados por la elegancia con la que Heidegger acepta al hijo adulterino, al menos por lo que podemos saber o leer, no hace ninguna distinción con el otro, y durante este trance, tan escabroso, permanece amorosamente cerca de su mujer. La diferencia esencial entre Heidegger y Sartre, cercanos por tantos rasgos de la época, es en el fondo que uno es un profesor de provincia alemana y el otro un intelectual parisino. Esta diferencia entre el espesor del lugar y la transparencia cosmopolita de una capital es perceptible constantemente, tanto en los matices de la vida amorosa como en su sublimación conceptual. Evidentemente, no es lo mismo llamar "castor" a la mujer de su vida que llamarla "alma mía". Hablamos, en este caso, de un existencialismo provincial, hipócrita y destinado religiosamente, y en el otro, de un existencialismo de gran capital, más abierto (¿más cínico?) y destinado políticamente. [ ]

¿Qué pensar, a fin de cuentas, de la significación filosófica de estas cartas? [ ]

Para quien, con Nietzsche, esté convencido de que, en definitiva, una filosofía es la biografía de su autor, la imagen de sí mismo que Heidegger traza para su mujer, carta tras carta, incluso si es también una pose y una mentira, como toda imagen, no es menos descifrable como un esclarecimiento involuntario de los procedimientos de su pensar. [...] Es a imagen de una provincia alemana católica y de una cabaña de montaña que hay que representarse lo original, la patria, la acogida o el lugar. Es a imagen de Elfride que hay que representarse la santidad latente del otro, la complicidad un poco obtusa del pueblo y de la obra, el valor del perdón, la duración tenaz e incluso la decisión resuelta de no dar el brazo a torcer. [...] Es con los rasgos de una estudiante que responde al llamado dionisíaco de la naturaleza, y bajo la forma de un descenso en esquí por la nieve virgen, que en un instante desaparece la falsificación de lo que debe dejarse surgir.

Publicado en adn.cultura, suplemento del diario La Nación, el 26 de abril de 2008
Traducción: Sebastián Sfriso

jueves, 24 de abril de 2008

Noticias encontradas

Descubren tarjeta firmada por Anna Frank


La tarjeta había sido enviada desde Aquisgrán donde la muchacha vivía en 1937 y estaba dirigida a la Señorita Sanne Ledermann, una de sus amigas.

La postal representa una campana de Navidad con un trébol de cuatro hojas con tonos verdes y violetas sobre un paisaje nevado.

EFE-Amsterdam
El director de una escuela holandesa descubrió una postal de Navidad firmada por la niña judía famosa por el diario que escribió mientras estuvo refugiada en un campo de concentración.
Paul van den Heuvel , director de la institución, indicó que encontró la tarjeta mientras revisaba una caja que contenía antiguas postales en la tienda de antigüedades de sus padres en Naarden (centro de Holanda), y agregó que estaba buscando material para dar una clase sobre Ana Frank a sus alumnos.
"Al acercarse el 4 y 5 de mayo (fechas dedicadas en Holanda a la memoria de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial y de la Liberación), estaba buscando material para un proyecto sobre Anna Frank en su escuela", explicó una portavoz de la Fundación, Maatke Mostart.
La tarjeta había sido enviada desde Aquisgrán (oeste de Alemania), donde la muchacha vivía en 1937 y estaba dirigida a la Señorita Sanne Ledermann", una de sus amigas.
La postal representa una campana de Navidad con un trébol de cuatro hojas con tonos verdes y violetas sobre un paisaje nevado bajo el que se lee, "Viel Glück im neuen Jahr", es decir, mucha suerte en el nuevo año.
"Tenemos una copia de la tarjeta, idéntica, que envió el mismo día a una amiga en Francfort", precisó Mostart, para quien no hay dudas sobre la autenticidad de la misma.
La Fundación Anna Frank espera recuperar la tarjeta para su colección. "Debemos reunirnos con el anticuario la semana entrante. Al parecer, el dinero no es importante para él", declaró la misma portavoz.
La carta ahora hallada se ha escaneado y comparado con la que escribió a esa amiga de Frankfurt para certificar su autenticidad.
La Casa Museo de Ana Frank intenta llegar ahora a un acuerdo con el propietario de la postal, que pertenece al padre del maestro que la encontró, para poder tomarla en préstamo en su colección en Ámsterdam.

Publicado en el diario El Tiempo de Colombia el 23 de abril de 2008

martes, 22 de abril de 2008

Libros

Cartas desde la ausencia
Emma Riverola
Editorial Seix Barral


Emma Riverola recorre la Guerra Civil con una novela epistolar
Fermín Robles

La Guerra Civil continúa siendo un terreno fértil para la literatura. Y de él acaba de brotar Cartas desde la ausencia (Seix Barral), de Emma Riverola, quien ha apostado por el género epistolar para trenzar la historia de una familia cuyos miembros se ven obligados a huir de los bombardeos y a mantener una relación por carta.
Para Riverola, que debutó en la literatura con El amuleto de papel en 2004, el concepto clave sobre el que gira esta obra es el de ausencia. La novela comienza con las líneas que Jaume le escribe a su mujer la noche antes de partir hacia el frente de Aragón, en 1936. Barcelonés y militante del POUM, tiene una confianza ciega en el éxito de la lucha antifascista y, poco a poco, comienza a relatar a su familia sus progresos entre las trincheras. Aunque pronto, la retirada de los republicanos obliga a su mujer a embarcar a sus hijos rumbo a Moscú junto a otros pequeños exiliados. Allí les espera el padre Stalin con "zapatos nuevos, pasteles, chocolate y queso", escriben los chicos a su llegada.
"Quería escribir una historia de sueños rotos, pero que no sonara triste ni deprimente, sino que reflejara la efervescencia de ideales de la época", cuenta la autora, que con Cartas desde la ausencia repasa también la historia del comunismo de manera "crítica, pero reivindicativa".
La novela de Riverola ilustra cómo la Guerra Civil dejó su huella en tres generaciones de españoles. Y el género epistolar permite a la autora dar voz a una decena de personajes, desde el esforzado miliciano Jaume a su nieta. "He querido ser fiel a los hechos históricos, pero también mostrar la subjetividad de los personajes que vierten sus sueños y desesperanzas en las cartas", dice la escritora. Así lo hace Andreu, hijo del miliciano de novela, desde Moscú cuando le pide a su madre que le envíe "un retrato porque se me olvida tu cara".

Publicado en el periódico El País el 19 de abril de 2008

lunes, 14 de abril de 2008

A su querida amiga Tere

Adela y María de los Ángeles le escriben a su amiga del colegio secundario, Tere, emigrada a la Argentina, contándole, entre otras cosas, sus días en la Feria de abril de Sevilla de 1971.










Sevilla a 28 de abril de 1971
Querida amiga Tere; perdona que no te haya escrito antes, pero la verdad es que no he podido, pues he tenido que estar estudiando historia de tercero, y con eso de la Feria no he podido escribirte ya sabes que todo el tiempo es poco. Tere lo he pasado muy bien, pues he estado saliendo con la pandilla de San Lorenzo, pues todos los días me han dejado hasta las once y media de la noche, pero todos los días tenía que correr para llegar a casa temprano pues ya sabes que en la Feria se pasa el tiempo que es un gusto. Tere ya sé por Adeli que te has ligado a uno de esos bombones! Nosotros ahora ya nos han dicho de sobre el 15 de mayo [?] todos los exámenes, así que ya puedes figurarte lo que me queda de estudiar. Bueno Tere te voy a tener que dejar pues te estoy escribiendote en la clase de Fisica y me está lanzando unas miradas. Escribeme pronto. Un beso muy fuerte de tu amiga
Mª Angeles

Querida amiga Tere: Perdona por no haberte escrito antes pero hemos estado en feria y la verdad no tenía ganas para nada. ¡Perdoname. Lo he pasado en feria estupendamente y deseo que tu lo hayas estado pasando tambien bien yo lo he pasado muy bien porque he salido con una pandilla y he llegado a casa tarde y algunas veces me han castigado con no volver a salir al día siguiente pero al siguiente he salido. Te voy a dar una noticia me he pelado como la Clara y Mª Ló no se si estoy bien o estoy mal la próxima carta que te mande tendrá una foto mía si quieres tu tenerla pero a cambio me tienes que mandar tu una para poderte recordar mejor. Le he dicho a Mari Ché que porque no te escribe y me ha dicho que ella ya te ha escrito y que está esperando contestación tuya. Tere mes en las notas estoy mejor sabes? el mes pasado saqué 5 cates y este mes 3 cates y me ha dicho el Manolito que voy bien en el curso ¿qué te parece? A continuación te mando los fandangos que me pediste Tere a MªLó le ha dado una conmoción cerebral y está todavía en cama eso le ocurrió el sabado de la feria cuando estaba jugando al latigo como era la última la soltaron y como iban un poco ligero se dio con el suelo en la cabeza o con la cabeza en el suelo y la tuvieron que llevar a residencia y quedarse allí toda la noche sin conocimiento bueno yo creo que ya está mejor.

Rosita:
ponte Rosita del alma
tu peineta y tu vestio
pa que se alegre el semblante
de la Virgen del Rocio
cuando te pongas delante.

Cartera:
porque robe una cartera
mi mare me echo a la calle
y al año cuando volvi
me encontre a mi mare ciega
de tanto llorar

Cigarro:

cigarro que se te apague
no lo vuelvas a encender
que el hombre que te ha querio
no lo vuelvas a querer
por muy bueno que haya sío

Huelva
cuando salí de mi Huelva
volvi la cara llorando
porque lo que mas querí
a atrás me lo iba dejando

Rubillo:
un rubillo vale un duro
un moreno vale dos
yo me tiro por lo mas caro
porque así lo quiero yo
moreno de mi corazón

Bueno tere hasta la próxima no se te olvide mandarme tu foto un beso y un abrazo de tu amiga y compañera
Adela





Más cartas de verdad en http://www.cartas.org.ar/

lunes, 7 de abril de 2008

El festival Gutun Zuria debate sobre el género epistolar

La Alhóndiga organiza el encuentro literario

El género epistolar será el eje central del festival literario Gutun Zuria (carta blanca) que ha organizado el centro de ocio y cultura de la Alhóndiga, de Bilbao, y se celebrará del 15 al 27 de abril en el aula de Cultura de BBK (Elcano, 20). Las charlas y los debates con escritores constituirán la parte más importante del programa, pero el festival ofrecerá también el ciclo de películas Lo epistolar en la cinematografía, una exposición de cartas de escritores vascos y un concierto a cargo del músico Mikel Urdangarín.
La Alhóndiga, un centro de cerca de 40.000 metros cuadrados de superficie diseñado por Philippe Starck dentro de los muros de un almacén de vinos construido a principios del siglo XX, se encuentra en obras. El festival literario se adelanta un año a la fecha prevista para su entrada en pleno funcionamiento.
Entre los escritores invitados a lo debates están Edo Popovic, Jesús Ferrero, Jordi Sierra i Fabra y Vicente Molina Foix. Los autores Espido Freire, Pedro Ugarte, Juan Bas y Toti Martínez de Lezea participarán en un acto de lectura de su carta preferida.
Además, se celebrarán lecturas dramatizadas de cartas en librerías y cafés de la ciudad y se celebrará en colaboración con las Aulas de la experiencia de la UPV un taller sobre la correspondencia de la escritora francesa Marguerite Yourcenar.


Publicado en el periódico El País, el 2 de abril de 2008

Más información sobre el festival aquí