lunes, 13 de julio de 2009

domingo, 12 de julio de 2009

Un cajón de cartas


Guardo como un tesoro en un cajón de un mueble todas las cartas que me enviaron los chicos antes de la difusión del mail. Incluían preguntas, dibujos, y muy a menudo, sobre todo las chicas, confesiones. A veces se parecían a llamados telefónicos imaginarios: "¿Cómo está usted? Bien, me alegro" (Romina, 12, Ingeniero Maschwitz). También había críticas: "La sombra del dinosaurio es realmente un muy buen libro, lo único que no me gustó es el final, podría ser más emocionante", (Virginia, 13, Bahía Blanca). La mayor cantidad de preguntas las recibí de un colegio municipal de Villa Luro al que fui todos los años (también Marcelo Birmajer), desde el 92 hasta el 2008, gracias a Paula Groissman, maestra capaz de hacer oír su voz poderosa a través de patios y aulas llenas de chicos vociferantes. Su entusiasmo contagioso acercaba a los chicos a la lectura de un modo vital. Como no todos los chicos tenían plata para comprarse el libro, yo firmaba en muchos casos, años tras año, el mismo ejemplar, pasado de hermano a hermano, o comprado como usado; las dedicatorias anteriores quedaban ocultas bajo capas arqueológicas de liquid paper.

Un lector singularmente persistente en su correspondencia era Mariano Blatt, que me escribió desde los 12 a los 14, y que ya de grande ha preparado antologías y ha seguido escribiendo.

Recuerdo sus cartas porque eran, a pesar de su edad, "de escritor a escritor". Salvando excepciones como ésta, las preguntas más frecuentes, por carta o en persona, son: ¿Cuánto se tarda en escribir un libro? ¿Le dedicó un libro a su familia? ¿Cuánto de la vida real hay en los libros? ¿De qué cuadro es? Encuentro entre estas cartas una de Nerina Heitt (12 años, Santa Rosa, La Pampa) del 94. Me escribe: "La maestra está muy contenta con su presencia. Parece una muchachita con zapatos nuevos, nunca la vi así." Eso de "una muchachita con zapatos nuevos" es la exacta mezcla de cotidianeidad y sorpresa que uno quisiera siempre para la propia escritura.

Publicado hoy en el diario Clarín de Buenos Aires.


jueves, 9 de julio de 2009

Witoldo y su discípulo

Abro la computadora y descubro en el correo de la mañana un mensaje cuyo tema es “Witold Gombrowicz y Blaise Pascal”. Con otros encabezados, la experiencia se repite cotidianamente desde diciembre pasado y cada día llega un artículo en el que Gombrowicz viene acompañado por Joyce o por Simone de Beauvoir, pero también por Perón o por César Aira e incluso por apellidos polacos tales como Iwaszkiewicz o Nowinski que en algún caso resultan escritores y en otros banqueros o amas de casa que conocieron a Gombrowicz durante su estadía en la Argentina.

Los mails no son exclusivos. Mi dirección es parte de una larga lista de destinatarios y los 189 mensajes no solicitados que recibí hasta el momento son parte de una serie mucho más amplia que a su vez constituye solo una sección de una obra colosal e infinitamente ramificada que tiene como centro exclusivo a Gombrowicz y de la que es responsable Juan Carlos Gómez, un discípulo a quien el maestro llamaba “Goma” y que desde hace muchos años se dedica a cultivar la memoria del escritor y a desarrollar su pensamiento mediante escritos variados que van desde la reflexión estética y filosófica a la difusión de sus anécdotas (una mezcla que hace honor al estilo del homenajeado). Gómez ha publicado un libro con las cartas que Gombrowicz le dirigió entre 1957 y 1969 y otro que se llama Gombrowicz, este hombre me causa problemas, además de esta colosal serie de notas que se pueden leer en internet y que distribuye a diario.

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Estos artículos están agrupados bajo el nombre genérico de Gombrowiczidas, pero —si no entendí mal— gombrowiczidas son también para Gómez los admiradores de Gombrowicz aunque la palabra haga pensar más bien en sus asesinos. Sin intentar una interpretación psicológica, parece indudable que una obsesión como la de Gómez le debe causar efectivamente problemas. Entre ellos, no es menor el de las conflictivas relaciones con el mundillo de la cultura local, que no es menos hostil en 2009 que en 1945. Por eso, una parte de los textos gombrowiczidas se ocupa de la trastienda literaria y de los choques que Gómez mantiene con sus figuras principales o secundarias. Así es como se encuentran fragmentos como “sería hora de que el Buey Corneta, un representante de la ambigüedad y del mundo florido, dejara de llenarse la boca con Gombrowicz al que sólo utiliza de adorno y para darse tono” o “El Vate Marxista y el Filósofo Payador contribuyeron en forma originaria a crear alrededor de Gombrowicz un mito nativo contra el cual se rebelaron algunos escritores argentinos como el Casanova”. Es cierto que la identificación de los personajes resulta un poco críptica, pero cada tanto Gómez envía una lista con el quién es quién compuesta por entradas como “Orate Balaguer: Enrique Vila-Matas; escritor” o “Farsante Ambulatorio: Juan Pablo Correa; periodista”.

¿Está loco Gómez? Sí, probablemente, pero eso no quiere decir mucho. Especialmente porque el intento por mirar el mundo a partir de una vida y una mente tan singulares como las de Gombrowicz, que se deslizaba sin dificultad entre la miseria y la gloria, lo concreto y lo abstracto, lo alto y lo bajo, lo nacional y lo cosmopolita, la comedia y la tragedia, resulta una empresa intelectual tan legítima y fascinante como las mejores. Tal vez Gómez resume el sentido de su propia obra cuando habla sobre Gombrowicz o la seducción, la película de Alberto Fischerman en la que cuatro discípulos evocan al maestro. En ese artículo sostiene que en lugar de otra adaptación banal de Gombrowicz al cine, Fischerman advirtió que estaba frente a su “obra maestra secreta”: las huellas que había dejado en esos jóvenes y en particular en el Goma, dedicado a vivir en un universo gombrowicziano y a hacer perdurar la aspiración de rebeldía y de grandeza que le fue transmitida y que desde entonces lo posee. Por eso vale la pena esperar esos mails cada mañana.

Foto: Flavia de la Fuente

Nota: Los textos gombrowiczidas están fragmentariamente en la web. No pude encontrar un sitio que los contenga a todos. Se agradecerá una referencia en ese sentido. Q.

Por Quintín

Publicado en La lectora provisoria el 29 de junio de 2009

lunes, 6 de julio de 2009

Una historia contada en cartas


El punto de vista , de Henry James (La Compañía), permite apreciar una rara avis en la producción del autor norteamericano


A principios de 1879 Henry James ingresa en su cuaderno de notas el argumento de un nuevo relato: "Una historia contada en cartas, escritas alternativamente por una madre y su hija, y que den versiones totalmente diferentes de la misma situación". James se extiende un poco más en esta nota, hasta elaborar toda la trama de una novela que nunca llegó a escribir. Poco después, en marzo del mismo año, vuelve en otro apunte sobre el procedimiento epistolar: "Descripción de una situación o incidente en una alternancia de cartas, escritas desde un punto de vista aristocrático y uno democrático, ambos iluminadores y sinceros".

El punto de vista , publicado por primera vez en 1882 en la Century Magazine , toma finalmente algo de ambas ideas. La joven Aurora Church escribe la primera de las cartas todavía a bordo del transatlántico que la lleva a ella con su madre de Francia -donde Aurora se educó desde niña- a Estados Unidos, su patria, que verá por primera vez, todavía para ella una terra incognita . Cuenta aquí la secreta razón del viaje: su madre consintió en volver "únicamente porque vio que, al carecer de dote, yo nunca me casaría en Europa". En la segunda carta, escrita por la madre, aparece en contrapunto uno de los conflictos predilectos de James, que alguna vez él resumió de esta manera: "el creciente divorcio entre la mujer americana (con su comparativo tiempo libre, cultura, gracia, instintos sociales, ambiciones artísticas) y el hombre americano, inmerso en la ferocidad de los negocios, sin tiempo para nada que no sean los intereses más sórdidos, puramente comerciales, profesionales, democráticos y políticos".

La madre escribe sobre las perspectivas de su hija en el nuevo mundo y comenta las quejas de Aurora: "Me dice que le he dado una falsa educación [...] ningún norteamericano se casará con ella, porque es demasiado extranjera, y ningún extranjero se casará con ella porque es demasiado norteamericana". Todo parece apuntar así a una típica novela de James, en que dos hombres que Aurora ha conocido durante el viaje, de puntos de vista, ideas políticas y temperamentos también opuestos tratarán de cortejarla cada uno a su modo apenas pongan pie en tierra. Sin embargo, a partir de cierto punto, esta línea inicial se disgrega y cede paso a un coro de personajes más amplio que conformarán, a través de las impresiones de sus respectivas cartas, un cuadro de situación vivaz, inmediato, y muchas veces admirablemente profético, de las costumbres, la cultura, la educación y la política americana en el despuntar de la democracia. Así, entre la novela epistolar y los apuntes de viaje, Henry James pasa revista a los cambios en su país natal después de su propia ausencia por largos años en Europa. Y las sucesivas cartas parecen las voces contrapuestas dentro de sí que argumentan a favor y en contra de cada novedad, en el forcejeo interior que sufrió en ese período el propio James entre establecerse otra vez en América o volver a Europa. Hay notas admirables sobre los viajes en tren, sobre los hoteles, sobre las formas de cortejo entre los jóvenes, sobre los cambios del idioma inglés en suelo americano. Aparece aquí una vez más, antes que el entomólogo de los sentimientos, el Henry James amante de Balzac, que también es capaz de registrar las modificaciones sutiles en las costumbres de la gran escena social, y que parece debatirse todavía sobre cuáles serán sus futuros temas: "una vez que uno siente, estando aquí, que los grandes problemas del futuro son sociales, que una poderosa marea está arrastrando el mundo a la democracia y que este país es el mayor escenario en que ese drama pueda ser representado, los temas de moda en Europa parecen mezquinos y parroquiales". Como una nota humorística inesperada, hay al pasar una alusión disimulada a sí mismo, cuando menciona, como uno de los pocos escritores para rescatar en América, a "un novelista con pretensiones literarias, que escribe sobre la cacería del marido y las aventuras de los americanos ricos en nuestra vieja y corrompida Europa".

Los lectores más fieles de Henry James descubrirán también entre estos apuntes el "germen", como solía llamarlo él, de lo que serán luego otros relatos: "Por descontado que insistirás en las catedrales y los Tizianos [...]. Poco a poco, tendremos todos los Tizianos y nos traeremos varias catedrales". Está aquí en latencia el personaje del millonario que viaja a Europa a desvalijar museos, como en La protesta. En la crítica a la prensa americana se anticipa el relato "Los diarios"; y cuando se refiere a los simposios y las formas de organización social de las mujeres, ya se vislumbran los primeros esbozos de Las bostonianas . Con una traducción impecable de Ernesto Schoo, El punto de vista , publicada por primera vez en castellano, permite apreciar una rara avis en la producción de Henry James, casi un experimento no deliberado: como si una de sus novelas habituales, bajo un aluvión de nuevas impresiones, demasiado cerca del imán imperioso del país recién recobrado, hubiera cedido hasta transformarse en un género diferente y los personajes, apretados en un puño durante el viaje transatlántico, se alejaran cada vez más unos de otros en la diáspora de cartas, sin posibilidad de volver a reunirse, en un territorio demasiado extendido donde todo sucede a otra escala. Pero también, y a la vez, El punto de vista puede verse como una ampliación de su cuaderno de notas: el laboratorio febril y cruzado de contradicciones de su reencuentro con la "áspera belleza americana" en que se empieza a gestar la próxima fase de su obra de novelista.

Por Guillermo Martínez


Publicado en el suplemente "ADN Cultura" del diario La Nación de Buenos Aires el sábado 4 de julio de 2009.

jueves, 18 de junio de 2009

Las cartas de Van Gogh, en internet

El museo Van Gogh de Amsterdam publicará en octubre próximo una nueva edición internacional de la correspondencia completa del pintor holandés en inglés, holandés y francés, que constará de seis volúmenes y a la que además se tendrá acceso gratuitamente por internet.
Así lo anunció hoy en una rueda de prensa su director, Axel Rüger, quien explicó que la iniciativa es fruto de 15 años de investigaciones del museo holandés, del instituto Huygens y de la Real Academia de las Artes y las Ciencias de Holanda.
La gran novedad, tanto de la versión impresa como de la digital es que las 900 cartas, 820 escritas por Van Gogh y 80 dirigidas a él, estarán ilustradas con todas las obras pictóricas a las que aluden los escritos. "Se trata de un hito en los estudios sobre Van Gogh" e incluso los expertos tendrán acceso a información hasta ahora desconocida, señaló Rüger.
Las cartas serán reproducidas exactamente como las escribió Van Gogh y estarán acompañadas también de una versión impresa para facilitar su lectura, así como de comentarios.

Una ocasión excepcional

Para marcar la ocasión, el museo de Amsterdam inaugurará el 9 de octubre una exposición titulada "Las cartas de Van Gogh: el artista habla", en la que se expondrán también las obras de la colección permanente de la pinacoteca, que podrá ser vista a través de las misivas. "Será una oportunidad única para comparar los bosquejos que figuran en esas cartas con los cuadros del pintor", explicó Rüger. También se podrán contemplar 120 cartas que rara vez han sido exhibidas debido a la fragilidad del papel en el que están escritas, añadió.
La correspondencia de Vincent Van Gogh es un fiel reflejo de los lazos que le unían con su hermano Theo, de sus sueños, decepciones, amistades y peleas, su batalla con la enfermedad y su pasión por el arte. "Es igual de interesante y difícil decir algo bien como pintar algo", escribió en abril de 1888 en una carta al pintor postimpresionista Emile Bernard, al recordar que muchos de sus colegas "imaginan que las palabras no son nada".
La nueva iniciativa del museo Van Gogh sigue al éxito de la exposición "Van Gogh y los colores de la noche" que cerró hace dos semanas y que fue visitada por 530.000 personas desde febrero pasado.

Publicado hoy en el diario ABC de España.

sábado, 13 de junio de 2009

Los quintos del pelargón Franciso Gragera

Francisco Gragera
Madrid, Oberon, 2004



El libro se abre con la dedicatoria del autor: “A mi padre, de la quinta del Pelargón”. Este gesto permite recorrer el texto con un dejo de complicidad testimonial en segundo grado. El libro se justifica moralmente en esa dedicatoria, mientras que en la dedicatoria se justifican sus contenidos: al morir su abuela, encontró en una caja fuerte unas cartas de su padre a la familia, desde el frente, en la guerra civil.

El libro se estructura por la cronología histórica de la España de la primera mitad del siglo XX: la Segunda República; la Guerra Civil; y la posguerra (en este caso, la participación de la España franquista en la segunda guerra mundial). Pero no se cuenta la historia con un discurso historiográfico, intentando delimitar causas y consecuencias de lo sucedido, sino en un híbrido interesante entre historia política-literatura íntima con un tono ascético y monocorde: pasó esto, pasó. Es cierto que hay ciertos sintagmas con adjetivos valorativos, pero éstos siempre se ligan a cuestiones humanas o epítetos cristalizados (y vaya si no, como cruenta guerra). La cartas nutren sólo el núcleo del relato; el devenir está sostenido por unos párrafos descriptivos de la situación (no la grande referida a toda la península, ni la más íntima y familiar, sino la guerra en la zona); y por testimonios, entrevistas personales a excombatientes (falangistas, en la mayoría de los casos). También, cerca del final, incluye un diario de recluta en el frente ruso sin estridencias, parco y bello.

La guerra civil española, en épocas en que un revisionismo tiende a conformar monolíticamente el nuevo sentido común, aparece este libro con cartas de una manera simple y desnuda. No en vano dice que aquello que lo movió a la escritura fue la lectura de Soldados de Salamina, de Javier Cercas.


5 de julio de 1938 (Frente de Castellón)

Mis queridos padres:

Deseando se encuentren bien, yo bien gracias a Dios. En esta batería estoy muy bien, pues hay un chico paisano.

La carta que recibirían desde Salamanca diciendo que fueran a recoger un paquete a correos no vayan, pues el sábado eché la carta y el domingo fui a llevar el paquete con los pantalones y la camisa, y no me lo admitieron porque tiene que ser mandado para paisanos y no me dio tiempo de facturarlo, así que lo mandaré cuando tenga ocasión, pues estoy en el campo. Aquí estamos admirablemente entre naranjos. En las chabolas da gusto estar con la fresquita.

Me mandarán por correos un paquete con un poco de papel de escribir y un candado para el maletín o la llave.

El viaje lo hice admirablemente, estuve dos días en Salamanca, uno en Logroño, otro en Zaragoza y otro en Castellón, donde encontré la Batería.

Estoy de telefonista con otros dos de Extremadura, a Bernáldez lo mandaron a la 8va. Batería.

¿Y Joaquín? Lo que lo hecho de menos con su risita siempre en los labios.

Sin más, con recuerdos para todos (pues si pusiera uno a uno cogería otra carta), acordándome de la enfermera, las bordadoras, la chatilla y Don Hilarión. Y papá, ¿cómo está? Se despide su hijo.

Francisco Gragera

P.D. Me decís cómo sigue el niño de Rosario y si está la Sra. Ángela más fuertecita.

Al Pijín le mando muchos besos y a Jerónima y Ernesto, y a todos los que pregunten por mí.


Para más reseñas de libros, aquí

martes, 2 de junio de 2009

Cartas trabadas


Unas cartas de Juan Pablo II a una amiga traban su beatificación. Es una polaca que Wojtyla conoció de joven. El vaticano quiere ahora revisar toda la correspondencia.

INOLVIDABLE. JUAN PABLO II CONOCIO A SU AMIGA WANDA EN EL AÑO 1950.
El la llamaba "hermanita"; ella, "hermano". Durante 55 años, Karol Wojtyla, el inolvidable Juan Pablo II, se carteó con su gran amiga Wanda Polaswka, que aún vive, tiene 88 años y reside en Cracovia. La decisión de Wanda de publicar un libro con una parte de aquellas cartas ha causado un cierto revuelo en los rígidos ambientes vaticanos. Para evitar suspicacias en el proceso de beatificación del "Papa Magno" que gobernó a la Iglesia durante 26 años y medio, en la Congregación para la Causa de los Santos -la usina del camino a los altares de la Iglesia- se ha decidido "ver todo".

Wanda Polawska debe ahora dar todas las cartas que intercambió con Wojtyla al relator de la causa de beatificación, el padre Daniel Ols. Objetivamente, esto representa un freno porque se esperaba que para el 2 de abril del año próximo, quinto aniversario de la muerte de Juan Pablo II, su sucesor Benedicto XVI pudiera proclamar su beatitud.

"Santo súbito", reclamaba la inmensa multitud congregada como nunca en la historia en torno al Vaticano en aquellos días gloriosos para el Papa polaco que acababa de fallecer. Aquellos reclamos con gritos, pareados y carteles, ayudaron también a promover la figura de su más grande colaborador, el alemán Joseph Ratzinger, el "ministro" para la Doctrina de la Fe, defensor de la ortodoxia, como su sucesor, el 19 de abril 2005.

El Papa Ratzinger desea intensamente que a los cinco años de su muerte Wojtyla sea beato. De acuerdo a las normas canónicas, normalmente cinco años después de la muerte del candidato a los altares puede comenzar el proceso de beatificación, primero de los dos escalones a la santidad.

El padre Daniel Ols comentó ayer que "no se puede hablar de retraso en la causa de beatificación". "No hay plazos fijos", agregó. "El Papa nos pidió que diéramos prioridad a la causa de Juan Pablo II, pero que trabajáramos bien, o sea con sumo cuidado", advirtió.

La enorme cantidad de cartas entre Karol Wojtyla y Ana Wanda Poltawska son un material muy sensible para la Santa Sede. Wanda consignó una parte de esas misivas a los relatores de la causa de beatificación, pero hay muchas que aún no se conocen.

Poltawska, psiquiatra infantil, madre y abuela, con un marido que era también estrecho amigo de Juan Pablo II, fue siempre una mujer anticonformista, que había sufrido torturas y experimentos médicos por parte de los nazis en un campo de concentración. En 1950, el joven cura Wojtyla la conoció en condiciones desesperadas y la ayudó a salir adelante. Nació así una profunda amistad.

En 1962, Wanda enfermó de cáncer y el futuro Papa escribió al famoso padre Pío de Montalcina pidiéndole oraciones para interceder por un milago. Wanda se curó y Karol Wojtyla atribuyó gran eficacia a las oraciones de padre Pío, a quien hizo primero beato y después santo.

Ayer el diario La Stampa de Turín entrevistó al arzobispo de Cracovia, el cardenal Stanislao Dziwisz, secretario durante cuatro décadas de Juan Pablo II. Dziwisz critica que Wanda haya publicado en un libro una parte de las cartas. "Eran misivas personales, no debían ser hechas públicas. El Papa se escribía con mucha gente que mantiene fuera de la curiosidad pública sus cartas", concluyó.

Por Julio Algañaraz

Publicado hoy en el diario Clarín de Buenos Aires.

lunes, 1 de junio de 2009

Correspondencias visuales

Fotografías, dibujos
Curadora: Valeria González
Sala C
Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires.
Viernes 15 de mayo al
Domingo 7 de junio

En 2007 un diálogo entre Marcelo Brodsky y Manel Esclusa fue el origen de una nueva forma de usar la fotografía como forma de comunicación. Ambos fotógrafos querían hacer un trabajo artístico juntos, y llegaron a la conclusión que debían conversarlo visualmente. Comenzó así el primer diálogo visual de esta serie de correspondencias.

A lo largo de dos años mantuvieron un intercambio visual, utilizando para ello las nuevas tecnologías e internet. La inmediatez del diálogo visual y su multiplicidad de significados, abre un campo de experimentación en el lenguaje no verbal que se manifiesta en las correspondencias. Ambos extendieron esta experiencia a otros interlocutores, tras exponer sus primeros resultados en Buenos Aires, Madrid y Barcelona. Brodsky invitó a cuatro artistas a sostener diálogos con imágenes, y sus primeros cinco diálogos constituyen esta primera exposición de los resultados.

Un diálogo es con el fotógrafo británico Martin Parr, un miembro de la legendaria agencia “Magnum” conocido por su visión irónica de la Inglaterra del tatcherismo, extendida posteriormente al resto del mundo. Parr es uno de los fotógrafos que más ha influido en las nuevas generaciones de artistas y creadores visuales. Un diálogo de dos autores distintos, que van encontrando en el intercambio un punto de confluencia y afinidad. La tercera correspondencia es con el fotógrafo mexicano Pablo Ortiz Monasterio, un referente de la fotografía mexicana creador de la influyente revista “Luna Córnea”. Es un intercambio con resonancias bíblicas y familiares, que ha sido publicado como libro por RM en México.

Con Cassio Vasconcellos, de Brasil, el diálogo es el más extenso y alcanza las sesenta imágenes, muchas de ellas dípticos y trípticos. El formato elegido para exhibir este diálogo en el Centro Cultural Recoleta es el de la proyección. Cassio es un fotógrafo que ha expuesto regularmente en la Argentina, y forma parte de la generación de autores brasileños cuya obra está plenamente integrada en el circuito del arte contemporáneo. Por último, el diálogo con el artista alemán Horst Hoheisel se distingue del resto, ya que Hoheisel se expresa con dibujos y no con fotografía. Es un intercambio que abre el juego a otros medios y géneros, al plantearse entre soportes distintos que se interpelan.


Publicado en www.centroculturalrecoleta.org

martes, 12 de mayo de 2009

¿Correspondencia entre Marx y Darwin?


Es leyenda que sólo once personas asistieron al entierro de Marx en el cementerio de Highgate en Londres. Es leyenda también lo que dijo Engels frente al féretro: “Así como Darwin descubrió la ley de la evolución en la naturaleza, Marx descubrió la ley de la evolución en la historia”. Aunque no se conocieron personalmente, Marx y Darwin obligaron a la posteridad a unirlos: vivieron a sólo unos kilómetros de distancia durante buena parte de sus vidas, tenían conocidos comunes, los dos escandalizaron a su época, entre los papeles de Marx se encontró una nota de Darwin acusando recibo del primer tomo de El Capital en su edición alemana y, de aquellos once asistentes al entierro de Marx, sólo uno no era ni comunista ni familiar del muerto: un joven discípulo de Darwin llamado Erwin Ray Lankester.

Pero la relación entre el padre del evolucionismo y el padre del comunismo terminó de fraguar en 1937, cuando Isaiah Berlin tiró una bomba con su brevísimo pero muy citado primer libro Karl Marx, su vida y su entorno. Según Berlin, Marx quiso dedicarle El Capital a Darwin y éste le contestó por carta que valoraba el gesto pero “preferiría que el volumen no estuviese dedicado a mi persona”. La carta de Darwin continuaba diciendo: “Aun así le agradezco el honor de enviarme su libro. Aunque nuestros estudios han sido tan diferentes, pienso que ambos deseamos la ampliación del conocimiento y así contribuir a largo plazo a la felicidad de la humanidad”. Según Berlin, en otra parte de la carta podía entreverse el motivo que llevaba a Darwin a rechazar la dedicatoria: “La argumentación directa contra el teísmo en general y contra el cristianismo en particular rara vez cumple el efecto que se propone sobre el público. La mejor manera de promover la libertad de pensamiento es mediante la iluminación gradual de las mentes a través de los avances de la ciencia”. Berlin veía allí una alusión directa de Darwin a la archiconocida frase de Marx: “La religión es el opio de los pueblos”.

Curiosamente, Darwin casi no sabía alemán, el ejemplar de El Capital hallado en su biblioteca sólo tenía cortadas las hojas hasta la página 105 (las restantes ochocientas, incluyendo el índice, no fueron siquiera hojeadas) y la famosa frase de Marx sobre la religión no está en El Capital sino en su Contribución a una crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. Por si todo eso fuera poco, Marx sólo admiró por breve tiempo a Darwin: poco después de leer El origen de las especies, descubrió la obra de un tal Tremaux y le escribió entusiasmadísimo a Engels que ese tipo iba mucho más allá que Darwin (Engels, que sabía bastante más de ciencias naturales que Marx, lo convenció con esfuerzo de que el francés Tremaux era un chantapufi).

Pero, como Isaiah Berlin fue una de esas luminarias que parecían saberlo todo, el equívoco sobre la dedicatoria rechazada se mantuvo durante más de medio siglo: hasta los biógrafos de Marx y de Darwin lo repitieron como loros. Incluso hubo quien interpretó el hecho de manera delirante: un tal Schlomo Avineri escribió un ensayo en Encounter, la revista inglesa financiada por la CIA, sosteniendo que el plan de dedicarle El Capital a Darwin era una elaborada broma de parte de Marx; y el cavernario Paul Johnson escribió que lo que Marx le propuso a Darwin era un pacto con el diablo, que éste educadamente rechazó “como el caballero que era”.

Hasta el fin de su vida Berlin se asombró, con el histrionismo que lo caracterizaba, de que siguiera reeditándose y tomándose en serio su librito sobre Marx, pero murió sin enterarse de la magnitud de la gaffe que había cometido. Lo que se sabe hoy es que Berlin, además de haber leído menos de El Capital que el propio Darwin (como él mismo confiesa en sus diálogos con Michael Ignatieff: “A Marx le hacemos el honor de atacarlo pero no de leerlo”), citó en su libro dos cartas distintas de Darwin como si fueran una sola. Lo hizo involuntariamente, por supuesto (era joven, era su primer libro). Pero tuvo la mala suerte de que una de esas dos cartas de Darwin no estaba dirigida a Marx. La historia es así: en 1895, a la muerte de Engels, Eleanor Marx recibió las cartas y manuscritos de su padre y continuó la tarea de ordenarlos con ayuda de su amante, Edward Aveling. Este tipo Aveling había escrito en 1880 un librito de divulgación sobre el evolucionismo (The Student’s Darwin) para la Biblioteca Atea Libertaria de Annie Bessant. Aveling quiso dedicarle el libro a Darwin y le escribió; Darwin se opuso, educada y firmemente. Esa carta (sin sobre, escuetamente encabezada “Dear Sir” y sin ninguna mención explícita al libro en cuestión) fue traspapelada por Aveling y quedó anónimamente en el Archivo Marx, hasta que Berlin “la descubrió” en 1937.

Pero incluso desactivado el equívoco generado por la dedicatoria, quedaba todavía un eslabón perdido en la relación entre Marx y Darwin: ¿qué hacía en el entierro el biólogo evolucionista E. Ray Lankester, el único de los once asistentes que no era ni familiar de Marx ni comunista? La pregunta obsesionó tanto al gran Stephen Jay Gould que en su último libro (Acabo de llegar, entregado sólo semanas antes de morir en el 2002) ofrece la única biografía de Lankester llegada hasta nosotros. E. R. Lankester era, el año en que enterraron a Marx, el principal discípulo de Darwin y biólogo de mérito propio a pesar de su juventud. Llegaría a ser titular de la cátedra de Anatomía Comparada en Oxford, miembro de número de la Royal Society y director del British Museum, el puesto más poderoso y prestigioso de su tiempo. En 1880, año en que conoció a Marx, el joven Lankester venía de desenmascarar en público al falso médium espiritista Henry Slade. A continuación había viajado a París, dispuesto a hacer lo mismo con Charcot, creyendo que usaba los mismos trucos que Mesmer (en cambio, se hicieron amigos para siempre). Lankester era joven, era peleador, era un racionalista extremo, y Marx en sus últimos años prefería los jóvenes a sus viejos amigos (con quienes discutía amargamente por cualquier cosa). Ese es el Lankester que estuvo despidiendo a Marx aquella mañana helada de marzo de 1883.

A Lankester nunca se le conocieron simpatías de izquierda, ni entonces ni después. Al contrario; con el tiempo se volvió cada vez más retrógrado. Opositor al voto femenino, crítico despiadado de la democracia (“No se puede ni guiar ni ayudar al populacho en su impotencia ciega”), solterón empedernido, confidente en sus últimos tiempos de la gran bailarina Anna Pavlova, epítome del homosexual reprimido victoriano, Lankester terminó sus días escribiendo pomposas columnas semanales de divulgación científica en el Times de Londres. Y nunca, nunca en su vida le dijo a nadie que había frecuentado a Karl Marx en sus últimos años y que era uno de los once que estuvieron en su entierro. No se lo mencionó ni siquiera a uno de sus ex alumnos preferidos, el legendario pionero de la genética J. B. S. Haldane, que fue toda su vida un fervoroso comunista.

Cuando se cumplieron cincuenta años del entierro y el Instituto Marx-Engels de Moscú le escribió pidiéndole su testimonio (Lankester era el único de los once asistentes que quedaba con vida), respondió que no tenía ningún comentario personal que hacer sobre el asunto. Y se murió ahí nomás, en 1934. De manera que la única persona en el mundo que conocía a Marx y a Darwin se llevó a la tumba sus impresiones sobre ambos. Y esto es lo que el pobre Stephen Jay Gould, que según propia confesión se pasó media vida obsesionado por ese enigma, logró descubrir antes de irse él también al otro mundo. Por allá andará, seguramente, persiguiendo sin cuartel a Lankester para que le hable aunque sea un poco de Darwin y de Marx.

Por Juan Forn

Publicado en el diario Página/12 de Buenos Aires el miércoles 6 de mayo de 2009.


miércoles, 29 de abril de 2009

Hallan en una botella el mensaje de siete víctimas de Auschwitz


Obreros que realizaban reformas cerca del ex campo nazi de exterminio de Auschwitz, en el sur de Polonia, encontraron una botella con un mensaje escrito por prisioneros, fechado en septiembre de 1944, donde figuran sus identidades y lugar de nacimiento."Los trabajadores demolían un muro del sótano de una escuela cercana a lo que hoy se conserva del campo de concentración cuando se toparon con la botella", explicó un vocero del Museo de Auschwitz. "Creemos que los prisioneros arrancaron un pedazo de un saco de cemento para utilizarlo como papel y escribir su mensaje", agregó.El texto está escrito con lápiz y fechado el 9 de septiembre de 1944. Contiene los nombres, el número de identificación dado por las autoridades nazis y el lugar de nacimiento de siete jóvenes prisioneros, de entre 18 y 20 años, nacidos en Polonia y Francia.

Después de que los especialistas autenticaron el hallazgo, el vocero del Museo de Auschwitz dijo que al menos dos de las personas incluidas en el mensaje sobrevivieron, aunque no pudieron determinar qué pasó con ellas. Y señaló que de acuerdo con lo leído, los prisioneros pensaban que morirían en Auschwitz. El texto, sostuvo, fue un intento de dar evidencia de su existencia. La escuela donde se hizo el hallazgo formó parte de las instalaciones del complejo Auschwitz-Birkenau, una "fábrica de muerte" donde se estima que los nazis asesinaron a más de un millón de personas, en su mayoría judíos. Ubicado a pocos metros de lo que fue el campo de concentración, el actual colegio había sido usado por los nazis como un depósito durante la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con el periodista de la cadena inglesa BBC, Terry Egan, durante los trabajos de los obreros la botella se desprendió de una de sus paredes.

Desde el museo confirmaron que la botella y su mensaje se expondrán en el centro de visitantes como parte del legado de Auschwitz. De visita oficial en Polonia, el primer ministro británico, Gordon Brown, tenía previsto visitar ayer Auschwitz y sus instalaciones donde cada año miles de personas de todo el mundo recuerdan uno de los episodios más trágicos del Holocausto que vivió Europa durante la Segunda Guerra Mundial. En coincidencia, un tribunal de Viena, Austria, condenó a cinco años de prisión al escritor austríaco Gerd Honsik por haber negado la existencia del Holocausto.

Entre los cargos figura el haber propagado la ideología nacionalsocialista –en su revista "Halt" y en su libro "Absolución para Hitler"– a pesar de tener una condena anterior bajo la ley contra la negación del Holocausto que rige en Austria. Conocida la sentencia, Honsik anunció de inmediato que apelaría. También la Fiscalía dijo que apelaría pero porque considera que la pena es demasiado leve.

Publicado hoy en el diario Clarín de Buenos Aires.

martes, 28 de abril de 2009

Palabras de amor y desamor, en las voces de los famosos

Maratón de lectura en la Feria del Libro: Se leyeron cartas que mostraban el corazón de los grandes de las Letras.

El poeta portugués Fernando Pessoa decía "que todas las cartas de amor son ridículas", que "cuando hay amor, tienen que ser ridículas". La invitación a actores para un nuevo maratón de Lectura en la Feria del libro era entonces también una invitación a ponerle la voz al ridículo: leer cartas de amor y desamor, unas febriles y otras rencorosas, escritas por grandes autores de la literatura universal. Frente a la sala José Hernández de La Rural, un chico que ya es el cazador de autógrafos oficial de la Feria juntaba con una sonrisa las firmas de actrices como Cecilia Milone o Julieta Ortega. Pero el amor del público tampoco es para siempre y a los cinco minutos el chico les lanzaba su arsenal de lapiceras y autógrafos por la cabeza a los guardias de seguridad.En la improvisada alfombra roja que lleva hasta la sala donde se celebraba el maratón de lectura, varios periodistas aprovechaban para preguntarles a los protagonistas por el amor. La actriz Cecilia Milone, vestida de negro y con unos tacos de vértigo, mostró cintura y habló de su amor a la lectura (lo primero que leyó en su vida fue Los árboles mueren de pie, de Casona, y de ahí el teatro en general) antes de ponerle la voz a cartas de Frida Kahlo ("Mi Diego, espejo de la noche"). El maratón arrancó una carta de la líder marxista Rosa Luxemburgo leída por Déborah Pérez Volpin.En el público había un popurrí extraño. Un señor de remera verde aprovechaba para robarle besos a la chica que tenía al lado, un chiquito ponía cara de aburrimiento, dos señoras canosas se protegían (desde luego que no del sol) con lentes oscuros dentro de una sala en penumbras. Entonces Víctor Laplace subió a la escena y se convirtió durante casi diez minutos en un Oscar Wilde frágil, decepcionado, al borde del llanto. Leía la extensa carta que el poeta le escribió a Lord Douglas durante los últimos meses que pasó en prisión. Es una carta en la que se quejaba de que "los dioses son extraños (.). Nos llevan también a la ruina con lo que en nosotros es bueno". Por la sala José Hernández pasaban amores a dos voces, como el de las cartas entre el poeta francés Paul Elouard (leído por Tony Lesting) y Gala (Mimí Ardú); trágicos y cinematográficos como el de Virginia Woolf por su marido, cuya carta de despedida leyó Julieta Ortega; otros lésbicos y cómicos como el de Alejandra Pizarnik en sus cartas a Silvina Ocampo. Claudia Lapaco fue de las más aplaudidas de la noche cuando terminó de leer esa carta en la Pizarnik explica que lo suyo "no es una calentura, es un reconocimiento infinito", y hasta se pone brava con la despedida en que "la besa a la rusa, con variantes francesas y a la córcega". Fue curioso oir a Federico D'Elia encarnando a un desesperado Flaubert ("Me parece que no escribo bien", decía uno de los grandes novelistas de la historia), pero más a Soledad Silveyra dándoles voz a las cartas que Jorge Luis Borges le enviaba a Estela Canto.Ahora: el premio a la mejor decisión de casting se lo roba quienquiera que haya pensado en Silvio Soldán en el papel de Napoleón Bonaparte. "Era un lobo en piel de cordero, ese", contaba el presentador antes de entrar en la sala. "Podía parecer muy duro y serio, pero tenía un metejón terrible con esa Josefina. Estaba preocupadísimo con que lo engañara". Soldán es, además de conductor televisivo, poeta. Dice que él lo que prefiere son las cartas románticas más que las "chanchas". Cuenta que cuando planea sus poemas "imagina situaciones y después las escribe".- ¿Y piensa en mujeres para escribir, Soldán?- Sí, siempre en minas. ¿Qué querés?


Por Juan Manuel Bordón


Publicado en la revista Ñ de Clarín el 28 de abril de 2009.

viernes, 24 de abril de 2009

Se expone la carta de Enrique VIII que "cambió la historia"

LONDRES (Reuters) - Una carta de amor manuscrita de Enrique VIII a Ana Bolena que, según sus custodios, cambió el curso de la historia, es la estrella de una muestra sobre el rey inglés que llegó al poder hace 500 años.
La exposición "Henry VIII: Hombre y Monarca" en la Biblioteca Británica de Londres, examina cómo un príncipe medieval convencional se convirtió en un monarca revolucionario que rompió con Roma y recurrió a métodos brutales para sacar adelante sus planes.
La carta de 1527 es una de las 17 que Enrique le envió a Bolena, lo que supone una prueba de la pasión que sentía por ella, dado que confesó que encontraba "tedioso y doloroso" escribirlas.
La misiva se muestra junto al adornado escritorio portátil del rey, en el que probablemente se escribió.
En el texto, escrito en francés y prestado a la muestra por el Vaticano, Enrique dice: "Las pruebas de vuestro afecto son tales (...) que me obligan para siempre a honraros, amaros y serviros".
Los historiadores interpretan esas palabras como el momento en el que Enrique comprometió su futuro con Bolena, lo que le instó a anular su primer matrimonio con Catalina de Aragón y les puso a él y a Inglaterra en el camino para enfrentarse al Papa.
"Vemos de verdad la mano (la caligrafía de Enrique) por primera vez con la carta de amor a Ana Bolena", señaló el historiador David Starkey, comisario de la exposición, que está abierta hasta el 6 de septiembre.
"Esta es una paradoja extraordinaria: es una apasionada carta de amor y aún así es la base para todos los cambios revolucionarios del reinado", dijo a Reuters.
El impacto de la decisión del monarca, que provocó una ruptura con la Europa continental, se siente aún hoy, señaló el historiador.
"Si se piensa en los debates perpetuos que tenemos sobre las relaciones de Inglaterra con Europa, Enrique es el primer euroescéptico", dijo. "Es Enrique, como resultado de la ruptura con Roma, quien inicia este proceso de hacer del Continente algo extraño, peligroso", agregó.
RASTRO DE PAPEL
A través de libros, manuscritos, panfletos, mapas y cartas -muchas anotadas o escritas por el rey- la exposición lo muestra como un príncipe que comenzó su vida como un católico practicante.
Catalina, con la que se casó en 1509 -siete años después de la muerte de su primer marido, el hermano de Enrique, Arturo- se sintió rechazada no sólo cuando Enrique pidió el divorcio, sino también cuando vivía como una viuda en la corte inglesa.
En una carta a su padre, se queja de cómo el monarca se negaba a pagar nada, obligándola a vender objetos para comprar ropa.
"Estoy endeudada en Londres, y no es por cosas extravagantes (...) sino sólo por comida", escribió en 1506.
Gran parte de la exposición se centra en el largo y elaborado proceso para anular el matrimonio, incluyendo comunicados que probaban que Catalina había consumado su matrimonio con Arturo, invalidando por tanto su relación con Enrique.
El monarca, confiado en un principio en el apoyo de Roma, fue sintiéndose cada vez más frustrado por los intentos de detenerle, y en 1534 se reconoció formalmente la ruptura con Roma y su liderazgo de la Iglesia Anglicana.
La resistencia de la población a los cambios produjo ejecuciones y a la supresión brutal de sus enemigos, completando la transformación de Enrique de "joven idealista" a "envejecido y enfermo tirano".
La exhibición incluye una lista de nombres de nobles ingleses asesinados durante el reinado de Enrique, comenzando en 1510 con dos asesores de su padre hasta su última víctima, Henry Howard, en 1547.
En un inventario de las posesiones de Enrique tras su muerte figuraban 20.000 objetos, entre ellos 70 barcos y 49 pares de anteojos.

Por Mike Collett-White

(Traducido por la Redacción de Madrid; Editado por Patricia Avila)

Publicado hoy en YahooNoticas.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Convocatoria: historias a través de cartas

Cartas de papel: ¿una especie en extinción?
Cada día hay menos personas que escriben cartas en papel y los sobres casi no guardan historias de amor o relatos de viajes; ¿tenés alguna historia para contar que haya nacido a través de las cartas?

En la era virtual, la tinta y la caligrafía son cosas que van quedando en el pasado. Cada día hay menos personas que escriben cartas en papel. Con su fabulosa inmediatez, el correo electrónico y el celular dejaron de lado la necesidad de comunicarse con cartas manuscritas.
Hoy los sobres casi no guardan historias de amor, ni relatos de viajes, ni confesiones inconfesables... sino cuentas, publicidades, facturas, etc. Y ya nadie espera al cartero como lo hacía antes.
En la literatura y en el cine abundan historias surgidas de puño y letra. ¿Tenés alguna historia para contar que haya nacido a través de cartas? O alguna anécdota, o alguna carta de esas que nunca se olvidan… Y si seguís esperando al cartero, contanos por qué lo haces a reportes@lanacion.com.ar

Publicado en el diario La Nación, Buenos Aires, el martes 24 de marzo de 2009.

domingo, 22 de marzo de 2009

Las cartas inéditas de Rimbaud




Rimbaud, más allá de su leyenda
Las cartas inéditas del poeta, casi unas memorias, descubren su faceta más íntima
Por Elsa Fernández Santos
Madrid - 20/03/2009


Para Albert Camus era "el más grande de todos", y Patti Smith lo consideraba "el primer poeta punk". A Arthur Rimbaud (1854- 1891) le bastó un libro, Una temporada en el infierno, para convertirse en mito. Tenía 18 años y poco después decidió que la literatura había muerto para él. Quería vivir todas las vidas. Y, aunque murió a los 37 años de un cáncer de huesos, casi lo consiguió. Prometo ser bueno: cartas completas (Barril & Barral) reúne la correspondencia completa del poeta. Misivas autobiográficas que revelan los miedos y anhelos en la desesperada voz de un hombre condenado a errar, que viajó incansablemente, fue profesor, mendigo, explorador, comerciante, traficante de armas y hasta miembro de un circo. La desamparada huida de un poeta cuyas consignas visionarias -"Yo es otro", "Hay que ser absolutamente moderno", "La verdadera vida está ausente"- le convirtieron en el gran mito de la rebeldía adolescente. Lejos de esa imagen, su correspondencia, inédita hasta ahora en España, descubre a otro Rimbaud. Más íntimo y alejado de la leyenda.
Inquieto, irascible e insensato, también añoró sentar la cabeza. En 1883 confiesa a los suyos el deseo de tener una familia: "Isabelle [su hermana] se equivoca con su decisión de no casarse si alguien serio y experimentado se presenta, alguien con un futuro. La vida es así y la soledad es mala cosa. Yo echo de menos el estar casado y tener una familia. Pero estoy condenado a errar [...] ¿De qué sirven estas idas y venidas, estas fatigas, estas aventuras junto a razas extranjeras, estas lenguas con las que uno se llena la memoria y estas penas sin nombre si no puedo, pasados algunos años, descansar en un lugar que me guste, encontrar una familia y tener un hijo con el que pasar el resto de mi vida, educándolo como quiera, crear y armar la instrucción más completa que alguien pueda esperar, y que lo vea convertirse en un ingeniero prestigioso, un hombre rico y poderoso gracias a la ciencia?".
Y en 1889, el poeta muestra un apego familiar impropio del mito: "Mi querida mamá, mi querida hermana: al mismo tiempo que me excuso por no escribiros más a menudo, aprovecho para desearos un feliz año 1890, una buena salud. Sigo muy ocupado y me comporto lo mejor que soy capaz mientras me aburro mucho, mucho. Recibo también pocas noticias vuestras. Sed más prolijas y no dudéis que soy vuestro servidor".
Atrás quedan la rabia y el entusiasmo de sus cartas a Paul Verlaine, amante, que cansado de su joven y embarazada mujer huye con él y le llama "el hombre de las suelas de viento". La relación de Verlaine y Rimbaud no tardó en convertirse, tal y como la definió el propio poeta, en las de "un marido infernal y una virgen loca". En julio de 1873 escribe: "Vuelve, vuelve, querido amigo, amigo único, vuelve. Prometo ser bueno. Si me he mostrado desagradable contigo, fue tan sólo una broma; me ofusqué, me arrepiento de ello más de lo que eres capaz de imaginar. Vuelve, todo se habrá olvidado totalmente. ¡Qué desgracia que te hayas tomado en serio esta broma! No paro de llorar desde hace dos días. Vuelve. Sé valiente, querido amigo. Nada está perdido todavía. [...] No me irás a olvidar, ¿verdad? No, no puedes olvidarme, yo te llevo siempre conmigo".
Además de las cartas, Prometo ser bueno (que el lunes se presenta en Madrid en una jornada en el Centro Cultural Moncloa que incluye un recital de poesía, un concierto, una mesa redonda y la proyección de un documental) reúne el Dossier de Bruselas con las declaraciones e interrogatorios sobre el disparo a Paul Verlaine, las cartas de su hermana Isabelle a su madre y un artículo, de cuya autoría no se tenía constancia hasta 2008, publicado con el seudónimo de Jean Baudry en una revista en 1870.
La vida dejó su huella en el poeta de los ojos azules ("Me porto bien, pero el pelo se me encanece por minutos. Hace tanto tiempo que esto sucede que temo que mi cabeza parezca ahora a la de una borla de maquillaje. Resulta desoladora semejante traición del cuero cabelludo, pero ¿qué hago?"). Hasta que en 1891, meses antes de que le amputen la pierna carcomida por el cáncer de huesos que le matará, pide a su madre que le envíe unas medias para aliviarle. "Me encuentro mal. Tengo en la pierna derecha varices que me hacen sufrir mucho. [...] Hazme este favor: cómprame un remedio para las varices, para una pierna larga y enjuta. [...] La mala alimentación, los alojamientos malsanos, las ropas demasiado ligeras, los problemas de todo tipo, el aburrimiento, la rabia permanente en medio de negros tan imbéciles como canallas; todo esto ataca profundamente la moral y la salud en muy poco tiempo. Uno envejece muy rápidamente aquí, como en todo el Sudán".
Ya con la pierna amputada, en un hospital de Marsella, incapaz de dormir y descansar por los dolores, le escribe a su hermana Isabelle: "Mi querida hermana: No me has escrito. ¿Qué ha pasado? Tu carta me asustó, me gustaría tener noticias tuyas. Espero que no sean nuevos problemas, ¡ya tenemos bastantes! No dejo de llorar día y noche, soy un hombre muerto, lisiado de por vida. [...] No sé qué hacer. Todo esto me ha vuelto loco: no consigo dormir ni un solo minuto. En fin, nuestra vida es miserable, una miseria eterna. ¿Para qué vivimos? Enviadme noticias".
Publicado en El País de Madrid.

lunes, 9 de marzo de 2009

Infamous

Douglas McGrath
Estados Unidos, Jack and Henry Productions Inc., 2006

Por Victoria Orella

El cine, al igual que la literatura, en tanto que prácticas discursivas artísticas, nos ofrecen otra mirada sobre aspectos de la realidad. Por ello, en la presente investigación, centrada en el estudio de la escritura epistolar en prisión, tanto en la línea de la comunicación epistolar como en la de la microhistoria y el registro de la vida cotidiana de una parte de la población en condiciones de marginación, consideramos que el análisis de un texto fílmico contribuye en la profundización de dicho estudio.
La vida en prisión ha sido representada en numerosas películas a lo largo de la historia del cine. La violencia, ya sea entre los internos o ejercida por la propia institución penitenciaria –en tanto aparato ideológico represor o a través de sus agentes- hacia estos, ha generado un corpus de obras cinematográficas sustancioso. No puede decirse, sin embargo, que la correspondencia en prisión sea un aspecto de esa vida en condiciones de reclusión que haya recibido un amplio tratamiento en el cine.
En las líneas que siguen el objetivo será analizar en el film Infamous algunos de los temas que a lo largo de la investigación realizada se han identificado como pertinentes para pensar las particularidades que caracterizan a la práctica epistolar en prisión.

Infamous, de Douglas McGrath, nos sitúa en una época de la vida del escritor estadounidense Truman Capote, narrando el proceso de creación de su novela A sangre fría, centrada en el cuádruple asesinato cometido por Perry Smith y Richard Hickock en Kansas en 1959. El film de McGrath, a partir del libro de George Plimpton, Truman Capote: In Which Various Friends, Enemies, Acquaintances and Detractors Recall His Turbulent Career, construye un relato que se inicia prácticamente cuando Capote lee la noticia del asesinato de cuatro de los integrantes de la familia Clutter y decide viajar a Holcomb para conseguir mayor información con el objetivo inicial de hacer un reportaje y finaliza con la muerte de los asesinos, Perry y Dick, condenados a la horca por el estado de Kansas.
Entre el asesinato de los Clutter en 1959 y la muerte de Perry y Dick pasaron casi seis años. Durante ese tiempo, Capote se introdujo en la vida de algunas de las personas relacionadas con los Clutter y con la investigación del crimen, obteniendo material para la creación de lo que no fue finalmente un reportaje sino una novela, una non-ficition novel como la llamó el propio Capote, en la que hechos reales son narrados con técnicas de la novela de ficción. Cuando los asesinos fueron descubiertos y detenidos, Capote consideró que debía incluir también el lado de la historia que sólo estos podían contar. De ahí que, una vez que fueron encerrados, el escritor comenzó a visitarlos para ganarse su confianza y le ofrecieran su visión de los hechos. Si bien Dick Hickock se mostró desde un principio dispuesto a darle a Capote todo tipo de información, Perry Smith estableció una barrera que sólo la apertura emocional de Capote, al contarle su historia personal y el suicidio de su madre, pudo derribar. El momento de conexión que ese establece entre ambos desde ese día aparece representado en el film, dando paso luego al relato de la relación entre ambos hombres; relación que en gran parte será de carácter epistolar.

Para leer la reseña completa, aquí

lunes, 23 de febrero de 2009

Esto es amor, quien lo probó lo sabe...

«Esto es amor, quien lo probó lo sabe» es uno de los versos más conocidos de Lope de Vega. Él, como muchos escritores a lo largo de la Historia, ha glosado el amor y a la persona amada a través de la literatura, pero otros muchos también lo han hecho desde la intimidad de la correspondencia amorosa, que con el tiempo ha quedado a la intemperie de miradas curiosas.
El filósofo y escritor José Antonio Marina, defensor a ultranza de la inteligencia y de la educación emocional, ha recopilado en el libro «Palabras de amor» (Temas de Hoy) un millar de epístolas rubricadas por personajes como Plinio el Joven, Diderot, George Sand, Kafka, Neruda, Machado, Wilde, Beethoven, Berlioz, Schumann, Kafka, Paul Celan y Simon de Beauvoir, entre otros, que reflejaron su amor, su deseo, su pasión, incluso el desengaño y la infidelidad en negro sobre blanco. «Es en las cartas de un hombre donde hace falta buscar, más que en el resto de sus obras, el sello de su corazón y el rastro de su vida», sentenció Víctor Hugo.
Estas cartas le sirven a Marina para realizar un recorrido por la historia de las relaciones amorosas y reflexionar sobre los cuatro estadios por los que pasa el enamoramiento: la fascinación, el deseo, el placer como cumplimiento de ese deseo y, finalmente y el más difícil de alcanzar, la continuación del amor. «El problema, señala Marina, es la posibilidad de hacer compatible el enamoramiento y la relación amorosa». Algo a lo que se refirió Ramón Gómez de la Serna al afirmar que «amor es el deso de hacer eterno lo pasajero» y que Vicente Aleixandre lo definió como «mantener la llama imposible».
Con esta antología de cartas de amor, Marina ha querido «explorar un sentimiento universal y monstruoso como es la pasión amorosa», que se ha ido transformando a lo largo de los siglos -hasta el siglo XII, con la aparición del amor cortés, no se entendía la relación amorosa como tal en Europa-, y que ahora, en el XXI, parece haber entrado en crisis. «Entre los problemas que dejó el siglo XX están el hambre, las guerras y las relaciones de pareja», subraya.
Estas cartas le sirven al filósofo para ilustrar además los diferentes momentos amorosos, como la aparición del amor y el deseo sexual. «Mi querida Nora, quiero que leas una y otra vez todo lo que te he escrito. Parte de ello es feo, obsceno y bestial, parte es puro, sagrado y espiritual: todo es propio de mí», escribió James Joyce.
Pero el deseo físico no es el único elemento que alimenta las relaciones amorosas. En ellas los enamorados buscan además la ternura. «La relación sexual violenta busca la maternalización», afirma Marina, y por eso se produce también un «aniñamiento» de los comportamiento de los amantes: «Mi querido pequeño Toto, te amo», le escribe Juliette a Víctor Hugo. «Se produce un sentimiento polivante, todos queremos cuidar y ser cuidados». El filósofo asegura que a lo largo de la Historia el hombre no ha cambiado mucho en sus relaciones, «sólo en el discurso pero no en la estructura sentimental». Pero avisa de que en la actualidad se está produciendo un rebrote del machismo: «Los jóvenes reproducen patrones que parecían haber desaparecido».
Por Susana Gaviña
Publicado en el diario ABC de Madrid el 15 de febrero de 2009

jueves, 19 de febrero de 2009

El buzón de amor

Desde hace algún tiempo tengo la Costumbre de pasarme todas las tardes un par de horas apoyado en el buzón de cierta esquina que yo me sé. Es posible que el curioso lector se pregunte por qué elijo el buzón y no el árbol, el poste del teléfono, la columna del alumbrado a la vidriera del almacén; voy a responder francamente. Se trata de un barrio muy favorecido por la naturaleza en el renglón de niñas casaderas, y cuando llegué a montar la guardia esquinera ya estaban ocupados árbol, poste, columna y vidriera por otros tantos galanes. Comprendí en seguida que mi sitio era el buzón y lo ocupé con cierta familiaridad, pues tengo un hermano filatelista.
La verdad es que mi deseo es estrechar cada día más mis relaciones con la que ha de ser mi eterna compañera como ella dice, pero debido a la influencia del cinematógrafo me veo obligado a intimar con el buzón. No, no me estoy haciendo un lío. Lo que pasa es que mi novia tiene cierta inseguridad respecto al de qué actriz de cine corresponde su tipo y cada tarde ensaya un peinado diferente a ver si acierta con el suyo, y, como ella dice muy razonablemente no se puede saltar de Verónica Lake a Ginger Rogers sin tomarse el tiempo necesario, y este tiempo son las horas que me tiene de plantón junto al recipiente postal.

-¿Por qué no te dejas de todos esos complejos de rulos y contrarrulos? -le dije al principio de nuestras relaciones.

-Un hogar -me respondió ella- no puede fundarse sobre improvisaciones sino sobre bases sólidas.

Tan prudentes palabras ahogaron todos mis reproches y decidí no reparar en pelillos más o menos lentamente rulados pues, como decía mi abuela, una mujer de su casa vale un Perú. Y ahora los tres nos llevamos muy bien: el buzón, mi novia y yo. (Para leer el texto completo, aquí)
Publicado en El muerto profesional , Buenos Aires, Centro editor de América Latina, 1981

miércoles, 18 de febrero de 2009

"Y en esperar que pasen los tres años, el tiempo nunca pasa"

Siguiendo con la carta amorosa, este epistolario de Juan Rulfo a Clara:

Se trata de un compendio de cartas amorosas que le escribe Juan Rulfo a Clara Aparicio, su mujer de toda la vida. Poco a poco, mientras cada una de las 81 cartas van pasando, refulgen también otras preocupaciones, como el trabajo y el dinero. Pero dos cuestiones resultan sorprendentes de este epistolario cuidado. La primera tiene que ver con la historia de este amor: él tenía 27 años cuando le pidió su mano; ella, 16. Ella le pidió que esperara tres años para ser novios; él aceptó. Los tres años interminables pasaron –muchas de las cartas son de este desierto- y fueron novios, se casaron, fueron padres. Lo segundo que llama la atención es sobre estrategias de edición del epistolario: cualquiera que lea una historia amorosa requiere que ésta tenga un final feliz; cuando el problema es la distancia, uno desea que ellos se encuentren... (Para leer la reseña completa, aquí)

lunes, 16 de febrero de 2009

"Verte de lejos me haría sufrir tanto"

De una carta de amor de Leopoldo Lugones a su joven amada Aglaura:

Mi dulzura: Una gripe, probablemente preludiada por aquella delgadez que en el Círculo me habías notado, y que era la expresión de un gran cansancio precedente, me retuvo casi una semana acostado y alrededor de diez días en mi soledad, hermosa al fin por ser enteramente tuya. Excedí, pues, tu pedido, ya que el día aquél fue precisamente de los peores. Además, fuera de esa vida en la ausencia, ya no me interesa nada. Convencido de que esto es definitivo, me dejo morir. Hé aquí todo. No hablé en aquel funeral porque nadie me vio para ello. Creen probablemente que les estorbo, lo que es falso y necio a la vez, pero tampoco me interesa refutarlo. La renuncia de la S.A .D.E. fue en cumplimiento de la palabra que tenía dada para cuando la dejase instalada en su local, con sus muebles y su existencia en seguro. Aunque me rechazaron la dimisión, insistí. Pero no abrigo la mínima intención de ausentarme a Europa ni a ninguna parte. No lo haría, mientras, mientras... O mejor dicho, aunque no conserve esperanza ninguna. Hablar de asuntos teosóficos, como tú quieres, no es posible por carta; ni tampoco darte la significación de la víbora que se muerde la cola. Sería demasiado largo, explicaría mal las cosas, y tal vez incurriría sin querer en el charlatanismo que tantos estragos ha hecho, y contra el cual te prevenía al ponerte en guardia contra ciertas conversaciones. Yo no soy teósofo, sino acaso otra cosa que no es de escribir. Y a esto debo limitarme. Debo, por más que tú seas un espíritu de excepción, capaz de entenderlo todo sin necesidad de hacerlo, como dices, por el sendero del dolor. Tú perteneces a una región más alta y más pura. No leas los libritos de vulgarización de esas cosas. Son confusos o vacíos. No te dirán nada. El Elogio de Leonardo no estaba aquí cuando me lo pediste, sino donde tengo guardado el tesoro que conservo de ti. Ya verás que está todo, que nada enajené porque habría sido como tirar pedazos de mi propia vida. Mi posición en la pedana del Círculo es una espera. La única, la de mi esperanza que no quiere morir. Pero hasta hoy fue inútil. Y tal vez mejor, porque verte de lejos me haría sufrir tanto, que tengo miedo de pensarlo siquiera. Ya ves, entretanto, que obedezco tu voluntad de que no te escriba recuerdos terribles. No lo haré, pues, y la peregrinación será para mí solo, allá donde tú sabes, para estrechar mentalmente sobre mis labios y mi corazón tus piecitos queridos que me niegas. Es mucho rigor, pero no tengo derecho de quejarme. Te agradecí con toda mi alma dolorosa la florcita que me mandaste. Tiene ahora un color divino que ha tomado sólo para mí. Pero basta, como decías tú al llegar la hora de separarnos aquellas tardes. Tu carta llegó impregnada del perfume que le pusiste. Lo conserva y me entra hasta el alma con los besos que te doy allá donde pusiste remedio para los ojos. Y luego la acaricio largamente con aquella mano que hallaba en el jardín pichoncitos y perlas. Una embriaguez loca me invade como ahora mismo y la pantera se pone a rugir, solitaria, sedienta. Tanto, tanto mi amor! Mi único amor. Mi eterno amor...


Para leer la carta comepleta que Leopoldo Lugones le escribiera a su amada Aglaura, aquí.

sábado, 14 de febrero de 2009

"Te quiero tanto que me duele"

Me dejaste más, mucho más enamorada de vos después de que leí, todo lo que me mandaste.

Acá hay algo de quilombo. Es por mi viejo. Todo tipo la " nona ".

Al principio, cuando llegué de Mar del Plata, y se enteraron, que yo salía con vos, se lo tomó super bien. No le molestó para nada. Aparte me cargaba, me decía verdulera. La cuestión, es ahora, de pronto cambió totalmente; es como que no le cayó bien que vos venías. Yo creo, que él y ella (porque a mi mamá la incluyo), piensan que lo nuestro, es un chiste, que no pasa nada, que vos no me queres.

Pero, yo sí sé que me queres mucho, y que nada en el mundo nos va a separar. Acordate de algo, que si no nos dejan vernos, nos vamos a ver igual, a escondidas pero, nos vamos a ver, como sea pero vos ni yo vamos a sufrir por mis viejos. No nos van a separar jamas. Yo se que vos y yo, vamos a poder ser fuertes, para luchar, luchar contra las personas que no nos dejan amarnos, amarnos como personas grandes y dejando de lado la bulgar excusa de que yo tengo 13 años y vos 20.

Te quiero Fer, y no hay nada en el mundo que nos pueda separar.

Todo pasa porque son tontos, porque no se acuerdan que ellos alguna vez tubieron nuestra edad y se enamoraron, no se si como nosotros, pero que se enamoraron seguro.

Fer te quiero, te quiero tanto que me duele.

No va a ver nadie que nos impida querernos.
Para más cartas, aquí

miércoles, 11 de febrero de 2009

Concurso Internacional Juvenil de Composiciones Epistolares

Se seleccionará un ganador a nivel nacional, quien representará al país en el concurso internacional de composiciones epistolares UPU-UNESCO



La Unión Postal Universal -UPU-, la UNESCO y Correos del Ecuador, a través del Ministerio de Educación, invitan a los jóvenes de hasta 15 años a participar en el Concurso Internacional Juvenil de Composiciones Epistolares, con el tema “Escribe una carta a alguien para explicarle de qué forma las condiciones de trabajo decentes pueden conducir a una vida mejor”. El objetivo es fomentar en los niños y jóvenes el placer de escribir cartas y plasmar en ellas su pensamiento y su cultura.
En el concurso pueden participar cartas recientes e inéditas (en forma epistolar), y debe constar dirección del expedidor o remitente, saludo, cuerpo de la carta, fórmula de cortesía y firma. Además, debe incluir los datos personales del autor o la autora, ser escrita a computadora, ceñirse al tema seleccionado, evitar expresar cualquier opinión política o religiosa y tener entre 500 y mil palabras.
Las composiciones se receptarán en todas las agencias y sucursales de Correos del Ecuador hasta el 3 de abril, y el resultado del concurso se dará a conocer el 17 de abril del presente año.

La pasión convocada

La tienda de lencería y productos para la pareja más grande de España, “Fresas y Chocolate”, situada en Alicante, convoca su III Concurso de Cartas de Amor “Reinventa la pasión”, con motivo del próximo Día de San Valentín, con arreglo a las siguientes bases:

Podrán participar personas de cualquier edad y nacionalidad con trabajos en castellano, inéditos y no premiados en la anterior edición, así como en otros certámenes. Cada participante podrá presentar un máximo de dos trabajos.
El género habrá de ser el de carta literaria de amor en prosa, lo que presupone el uso de la segunda persona como base del texto.
La extensión de la carta (en formato DIN A4, mecanografiada a cuerpo 12 con doble espacio y por una sola cara) no será inferior a un folio ni superior a tres.
Del trabajo se entregarán dos copias por correo postal a la dirección: Fresas y Chocolate, calle Tomás López Torregrosa, 13. C.P 03002 Alicante (España), o a través del correo electrónico a info@fresasychocolate.com
El plazo de presentación de las obras concluirá a las 21.00 horas del día 10 de febrero de 2009.
Se establecen los siguientes premios:

1r Premio: Conjunto de lencería de la marca Lise Charmel, compuesto por dos piezas de la nueva colección Primavera/Verano.
2º Premio: Caja De Luxe “Poème” by Bijoux Indiscrets.
Premio Local: Cena Especial en el Hotel Abba Centrum de Alicante. (Calle Pintor Lorenzo Casanova, 31).

El Jurado está compuesto por varios periodistas y escritores de Alicante. Si la mayoría de sus miembros decidiera que ninguna de las obras reúne la calidad suficiente, el premio quedaría desierto, siendo su decisión inapelable a todos los efectos.
El fallo se hará público a las 12.00 horas del día 13 de febrero de 2009 en la tienda “Fresas y Chocolate” y será publicado en la web (www.fresasychocolate.com).
Quienes deseen retirar sus trabajos podrán hacerlo en “Fresas y Chocolate” hasta el 20 de febrero, siendo después de esa fecha destruidos los no reclamados.
La participación en el certamen supone la aceptación de estas bases.

martes, 10 de febrero de 2009

Hallan un manual medieval que enseña a escribir cartas de amor

Lo escribió un clérigo en el siglo XII. Indica cómo saludar y cómo referirse al otro.


Por Laura Montanari



El manuscrito italiano más antiguo que explica cómo escribir cartas de amor se remonta a la Edad Media. Lo descubrieron estudiosos de la Universidad de Siena buscando textos antiguos de retórica. Lo hallaron en la Biblioteca Capitular de Verona. Se llama Modi dictaminum y para los investigadores se trata del primer manual de escritura epistolar de la Edad Media que llega hasta nosotros, en el cual se enseña a escribir también cartas de amor.

El texto, en latín y en pergamino, es de mediados del siglo XII. El autor es un tal Guido, clérigo probablemente de Casentino, una zona limítrofe entre las regiones de Toscana y Emilia.

Los consejos van desde cómo se debe saludar por carta a la amada hasta cómo despedirse. Pero también cómo debe escribir una esposa a su marido o un amante a su amada. Se recomienda elogiar siempre la belleza y la calidad del destinatario recurriendo a comparaciones mitológicas con parejas célebres (Paris y Helena, Príamo y Tisbe), a similitudes con piedras preciosas o enviando "tantos saludos como peces hay en el mar" o "flores que trae el verano".

Se debe recurrir a expresiones que indiquen la incapacidad de describir un sentimiento tan grande ("cuán profundamente te amo con palabras no podría expresar aunque todos los miembros de mi cuerpo pudieran hablar"). En los casos en que el remitente deba contar algo al destinatario puede introducirlo con expresiones como "tu belleza sabe", "tu dulzura conoce", "es evidente para tu nobleza". La lejanía del sujeto amoroso o el recuerdo de los momentos felices compartidos asume ya en esta época las características del mal de amor: "la mente flaquea", "el ánimo no llega a tanta alegría". Hay, también, pasajes más explícitos que aluden al amor físico: se habla de abrazos, besos, deseo.

El maestro de retórica enseña a sus alumnos cómo escribir cartas -no solo de amor- tomando fragmentos de misivas y copiándolos en el manual a modo de ejemplos. "Según nuestros estudios -explica Francesco Stella, profesor de Literatura latina medieval y coordinador de las investigaciones- estamos ante el primer manual epistolar con un capítulo, el cuarto, reservado a las cartas de amor. El maestro, además, da consejos de escritura a las mujeres, lo que confirma la existencia de un público femenino laico y alfabetizado, ya en el Medioevo".

Las novedades no terminan acá. "Muchas cartas -prosigue Stella- están relacionadas con los condes Guidi, dueños de parte de la zona Norte de Toscana, de Emilia y de Romagna. Sospechamos que una en particular es el modelo más antiguo de carta de amor de la Edad Media". De ella existen solamente unos pocos renglones en latín copiados en pergamino por el clérigo Guido en el manual Modi dictaminum. Comienza: "A Imilde, esposa amadísima". Es un marido -del que desconocemos todo, excepto la inicial G.- que escribe a su mujer desde lejos. "Quiero que sepas que por gracia del Señor me encuentro en Pisa y estoy bien y vendí toda la mercadería (.). Tu afecto, amiga mía dulcísima, sabe que por el perfume de tu amor no vacilaría en cruzar montañas y atravesar los mares a nado".

Los indicios que llevan a pensar que se trata del modelo más antiguo de carta de amor medieval se basan en que gran parte de las misivas mencionadas por el autor del manual se refiere a los condes Guidi, a cuyo archivo se considera que él tenía acceso. G. podría ser Guido II. "Sabemos -dice Elisabetta Bartoli, a cargo de la edición crítica de los "Modi dictaminum"- que Guido II e Imilde lo donan a una iglesia de Casentino en 1017 y que en 1029 Imilde ya está muerta. En ese caso, estamos un siglo antes de los epistolarios de amor más famosos".


Publicado en el diario Clarín de Buenos Aires, hoy.

viernes, 6 de febrero de 2009

La carta y el amor en los tiempos del cólera

El único, y gran desplante, de la adaptación cinematográfica de la novela célebre de Gabriel García Márquez es el idioma. El film se sucede en un inglés que no combina con los paisajes caribeños, los barrocos e hispánicos nombres y los comentarios populares en español. El resto es una muy literal transposición audiovisual de la novela original, protagonizada por el camaleónico Javier Bardem.
El film, con colores exuberantes, cuenta la historia de un empleado de correo, Florentino Ariza, que se enamora perdidamente de una muy joven, primero, joven, luego, adulta, hasta transformarse, por esas cosas de la vida, en la anciana Fermina Daza. Todos estos años ocurren, y como dos constantes están el amor del varón hacia la mujer y las cartas. No son líneas paralelas una y la otra, parecen más fuerzas que se alimentan recíprocamente.
Florentino conoce a Fermina el día que le debe llevar un telegrama a su estricto padre; Florentino, a partir de ahí, le escribe cartas y más cartas, una acumulación que da cuenta del suculento amor que tiene por ella; Fermina le contesta un día, también en secreto; la historia del inocente amor es descubierto por las cartas, que documentan, como este archivo epistolar, las cosas que pasan; eso hace que la joven, por orden de su padre, deba marcharse lejos, para romper ese hechizo indigno; él sigue escribiendo cartas y trabajando en el correo, mientras sigue enamorado, aunque melancólico, como enfermo; su madre solicita a un pariente que lo saque de ahí, que el trabajo en el correo y la posibilidad tan próxima de escribir cartas de amor lo están matando; y así sigue y sigue esta historia de amor y cartas en los tiempos del cólera, porque Florentino pasa a trabajar primero como amanuense en una feria, luego en la Compañía Fluvial.
Las cartas, como el llamado del chamán, piden que se transforme en acto lo que sucedió como palabra. En este caso es que Fermina ame a Florentino, nada más. Si así fuese, las cartas ya no tendrían más sentido.

Para ver el post completo, aquí. Para la reseña de la adaptación de El coronel no tiene quien le escriba, aquí. Para otras reseñas de films, aquí.

jueves, 5 de febrero de 2009

Córdoba, 05 de febrero de 1996

BELENCHO:


¡HOLA! ¡QUÉ CARTA ME ESCRIBISTE, POR DIOS!, nunca me imaginé que detrás de esa carita risueña, graciosa, aparata (no lo tomes a mal) hubiera una persona tan sensible. Dios nos concede las gracias cuando más las necesitamos y en un día como el 8 DE FEBRERO DE 1996 no puedo hacer otra cosa que agradecer al buen Dios por el don de tu vida y pedirle que te conserve buena, solidaria, risueña, aparata, ordinaria, en síntesis: GENIAL. (Te escribo una carta en muchos colores para no aburrirte)
¡PELÍ, PELÍ CUNCHANO!
(traducción: Feliz, feliz cumpleaños en el idioma de cariño que tiene mi corazón) Bien te cuento algunas cosas: la canción ¡ME ENCANTÓ! La carta, en general, ni te cuento..
Belén, con respecto a lo que quieras contarme: SIEMPRE SIEMPRE va a haber un lugar en mi corazón para guardar lo que quieras confiarme, un lugar que va a ser tuyo y de nadie más y voy a hacer lo que puedo para ayudarte y protegerte porque: ¡TE QUIERO MUCHITO! (entendiste). (Lo anterior fue en negro porque va en serio) BUENO, Belencho y… como no podra ser de otra forma en el día de tu cumpleaños:¡UNA SORPRESA!
Walter mi primo me dijo que fuera a ver al padre Bonechi que esta en el Colegio Pio X, que está a una cuadra de mi casa; Fui y … no me vas a creer pero… allí hay un centro de Mallín, este sacerdote es el asesor y sabés quien vive allí! CHA-CHA-CHA-CHAN:
EL PADRE ALDO PEREZ.
Así es que pronto voy a conectarme con él y quizás comience a trabajar en MALLÍN acá. Ya voy a ver como me organizo.
Bueno, aca las cosas están bien, la casa es linda, las chicas son piolas y yo extraño, pero supongo que ya voy a acostumbrarme.
BELENCHONCITA (¿suena bien ah?), al margen de todos los favores que me has hecho quiero pedirte unos mas:
1- No te desanimes.
2- No te sientas sola, ¡NOS VEMOS EN EL AVE! me parece que no necesitás que te lo diga.
3- Escribime, con chanchadas, como sea, escribime mucho porque…¡me siento sola!
4- SAGRARIO, en el vas a encontrar la luz y la fuerza para salir adelante. Bueno la misa del 8 (porque voy a misa todos los dias) va de [corazón] a ser por vos para dar gracias a Dios por tu VIDA y que sean
¡¡¡LOS MEJORES 17 DE TU VIDA!!!
(te debo el tirón de orejas)
Chau con E y D Analia
P.D: Mi dirección: 9 de julio 1159 C.P. 5000 Córdoba
(por favor pasa mi dirección)

Para más cartas a María Belén, aquí