lunes, 23 de febrero de 2009

Esto es amor, quien lo probó lo sabe...

«Esto es amor, quien lo probó lo sabe» es uno de los versos más conocidos de Lope de Vega. Él, como muchos escritores a lo largo de la Historia, ha glosado el amor y a la persona amada a través de la literatura, pero otros muchos también lo han hecho desde la intimidad de la correspondencia amorosa, que con el tiempo ha quedado a la intemperie de miradas curiosas.
El filósofo y escritor José Antonio Marina, defensor a ultranza de la inteligencia y de la educación emocional, ha recopilado en el libro «Palabras de amor» (Temas de Hoy) un millar de epístolas rubricadas por personajes como Plinio el Joven, Diderot, George Sand, Kafka, Neruda, Machado, Wilde, Beethoven, Berlioz, Schumann, Kafka, Paul Celan y Simon de Beauvoir, entre otros, que reflejaron su amor, su deseo, su pasión, incluso el desengaño y la infidelidad en negro sobre blanco. «Es en las cartas de un hombre donde hace falta buscar, más que en el resto de sus obras, el sello de su corazón y el rastro de su vida», sentenció Víctor Hugo.
Estas cartas le sirven a Marina para realizar un recorrido por la historia de las relaciones amorosas y reflexionar sobre los cuatro estadios por los que pasa el enamoramiento: la fascinación, el deseo, el placer como cumplimiento de ese deseo y, finalmente y el más difícil de alcanzar, la continuación del amor. «El problema, señala Marina, es la posibilidad de hacer compatible el enamoramiento y la relación amorosa». Algo a lo que se refirió Ramón Gómez de la Serna al afirmar que «amor es el deso de hacer eterno lo pasajero» y que Vicente Aleixandre lo definió como «mantener la llama imposible».
Con esta antología de cartas de amor, Marina ha querido «explorar un sentimiento universal y monstruoso como es la pasión amorosa», que se ha ido transformando a lo largo de los siglos -hasta el siglo XII, con la aparición del amor cortés, no se entendía la relación amorosa como tal en Europa-, y que ahora, en el XXI, parece haber entrado en crisis. «Entre los problemas que dejó el siglo XX están el hambre, las guerras y las relaciones de pareja», subraya.
Estas cartas le sirven al filósofo para ilustrar además los diferentes momentos amorosos, como la aparición del amor y el deseo sexual. «Mi querida Nora, quiero que leas una y otra vez todo lo que te he escrito. Parte de ello es feo, obsceno y bestial, parte es puro, sagrado y espiritual: todo es propio de mí», escribió James Joyce.
Pero el deseo físico no es el único elemento que alimenta las relaciones amorosas. En ellas los enamorados buscan además la ternura. «La relación sexual violenta busca la maternalización», afirma Marina, y por eso se produce también un «aniñamiento» de los comportamiento de los amantes: «Mi querido pequeño Toto, te amo», le escribe Juliette a Víctor Hugo. «Se produce un sentimiento polivante, todos queremos cuidar y ser cuidados». El filósofo asegura que a lo largo de la Historia el hombre no ha cambiado mucho en sus relaciones, «sólo en el discurso pero no en la estructura sentimental». Pero avisa de que en la actualidad se está produciendo un rebrote del machismo: «Los jóvenes reproducen patrones que parecían haber desaparecido».
Por Susana Gaviña
Publicado en el diario ABC de Madrid el 15 de febrero de 2009

jueves, 19 de febrero de 2009

El buzón de amor

Desde hace algún tiempo tengo la Costumbre de pasarme todas las tardes un par de horas apoyado en el buzón de cierta esquina que yo me sé. Es posible que el curioso lector se pregunte por qué elijo el buzón y no el árbol, el poste del teléfono, la columna del alumbrado a la vidriera del almacén; voy a responder francamente. Se trata de un barrio muy favorecido por la naturaleza en el renglón de niñas casaderas, y cuando llegué a montar la guardia esquinera ya estaban ocupados árbol, poste, columna y vidriera por otros tantos galanes. Comprendí en seguida que mi sitio era el buzón y lo ocupé con cierta familiaridad, pues tengo un hermano filatelista.
La verdad es que mi deseo es estrechar cada día más mis relaciones con la que ha de ser mi eterna compañera como ella dice, pero debido a la influencia del cinematógrafo me veo obligado a intimar con el buzón. No, no me estoy haciendo un lío. Lo que pasa es que mi novia tiene cierta inseguridad respecto al de qué actriz de cine corresponde su tipo y cada tarde ensaya un peinado diferente a ver si acierta con el suyo, y, como ella dice muy razonablemente no se puede saltar de Verónica Lake a Ginger Rogers sin tomarse el tiempo necesario, y este tiempo son las horas que me tiene de plantón junto al recipiente postal.

-¿Por qué no te dejas de todos esos complejos de rulos y contrarrulos? -le dije al principio de nuestras relaciones.

-Un hogar -me respondió ella- no puede fundarse sobre improvisaciones sino sobre bases sólidas.

Tan prudentes palabras ahogaron todos mis reproches y decidí no reparar en pelillos más o menos lentamente rulados pues, como decía mi abuela, una mujer de su casa vale un Perú. Y ahora los tres nos llevamos muy bien: el buzón, mi novia y yo. (Para leer el texto completo, aquí)
Publicado en El muerto profesional , Buenos Aires, Centro editor de América Latina, 1981

miércoles, 18 de febrero de 2009

"Y en esperar que pasen los tres años, el tiempo nunca pasa"

Siguiendo con la carta amorosa, este epistolario de Juan Rulfo a Clara:

Se trata de un compendio de cartas amorosas que le escribe Juan Rulfo a Clara Aparicio, su mujer de toda la vida. Poco a poco, mientras cada una de las 81 cartas van pasando, refulgen también otras preocupaciones, como el trabajo y el dinero. Pero dos cuestiones resultan sorprendentes de este epistolario cuidado. La primera tiene que ver con la historia de este amor: él tenía 27 años cuando le pidió su mano; ella, 16. Ella le pidió que esperara tres años para ser novios; él aceptó. Los tres años interminables pasaron –muchas de las cartas son de este desierto- y fueron novios, se casaron, fueron padres. Lo segundo que llama la atención es sobre estrategias de edición del epistolario: cualquiera que lea una historia amorosa requiere que ésta tenga un final feliz; cuando el problema es la distancia, uno desea que ellos se encuentren... (Para leer la reseña completa, aquí)

lunes, 16 de febrero de 2009

"Verte de lejos me haría sufrir tanto"

De una carta de amor de Leopoldo Lugones a su joven amada Aglaura:

Mi dulzura: Una gripe, probablemente preludiada por aquella delgadez que en el Círculo me habías notado, y que era la expresión de un gran cansancio precedente, me retuvo casi una semana acostado y alrededor de diez días en mi soledad, hermosa al fin por ser enteramente tuya. Excedí, pues, tu pedido, ya que el día aquél fue precisamente de los peores. Además, fuera de esa vida en la ausencia, ya no me interesa nada. Convencido de que esto es definitivo, me dejo morir. Hé aquí todo. No hablé en aquel funeral porque nadie me vio para ello. Creen probablemente que les estorbo, lo que es falso y necio a la vez, pero tampoco me interesa refutarlo. La renuncia de la S.A .D.E. fue en cumplimiento de la palabra que tenía dada para cuando la dejase instalada en su local, con sus muebles y su existencia en seguro. Aunque me rechazaron la dimisión, insistí. Pero no abrigo la mínima intención de ausentarme a Europa ni a ninguna parte. No lo haría, mientras, mientras... O mejor dicho, aunque no conserve esperanza ninguna. Hablar de asuntos teosóficos, como tú quieres, no es posible por carta; ni tampoco darte la significación de la víbora que se muerde la cola. Sería demasiado largo, explicaría mal las cosas, y tal vez incurriría sin querer en el charlatanismo que tantos estragos ha hecho, y contra el cual te prevenía al ponerte en guardia contra ciertas conversaciones. Yo no soy teósofo, sino acaso otra cosa que no es de escribir. Y a esto debo limitarme. Debo, por más que tú seas un espíritu de excepción, capaz de entenderlo todo sin necesidad de hacerlo, como dices, por el sendero del dolor. Tú perteneces a una región más alta y más pura. No leas los libritos de vulgarización de esas cosas. Son confusos o vacíos. No te dirán nada. El Elogio de Leonardo no estaba aquí cuando me lo pediste, sino donde tengo guardado el tesoro que conservo de ti. Ya verás que está todo, que nada enajené porque habría sido como tirar pedazos de mi propia vida. Mi posición en la pedana del Círculo es una espera. La única, la de mi esperanza que no quiere morir. Pero hasta hoy fue inútil. Y tal vez mejor, porque verte de lejos me haría sufrir tanto, que tengo miedo de pensarlo siquiera. Ya ves, entretanto, que obedezco tu voluntad de que no te escriba recuerdos terribles. No lo haré, pues, y la peregrinación será para mí solo, allá donde tú sabes, para estrechar mentalmente sobre mis labios y mi corazón tus piecitos queridos que me niegas. Es mucho rigor, pero no tengo derecho de quejarme. Te agradecí con toda mi alma dolorosa la florcita que me mandaste. Tiene ahora un color divino que ha tomado sólo para mí. Pero basta, como decías tú al llegar la hora de separarnos aquellas tardes. Tu carta llegó impregnada del perfume que le pusiste. Lo conserva y me entra hasta el alma con los besos que te doy allá donde pusiste remedio para los ojos. Y luego la acaricio largamente con aquella mano que hallaba en el jardín pichoncitos y perlas. Una embriaguez loca me invade como ahora mismo y la pantera se pone a rugir, solitaria, sedienta. Tanto, tanto mi amor! Mi único amor. Mi eterno amor...


Para leer la carta comepleta que Leopoldo Lugones le escribiera a su amada Aglaura, aquí.

sábado, 14 de febrero de 2009

"Te quiero tanto que me duele"

Me dejaste más, mucho más enamorada de vos después de que leí, todo lo que me mandaste.

Acá hay algo de quilombo. Es por mi viejo. Todo tipo la " nona ".

Al principio, cuando llegué de Mar del Plata, y se enteraron, que yo salía con vos, se lo tomó super bien. No le molestó para nada. Aparte me cargaba, me decía verdulera. La cuestión, es ahora, de pronto cambió totalmente; es como que no le cayó bien que vos venías. Yo creo, que él y ella (porque a mi mamá la incluyo), piensan que lo nuestro, es un chiste, que no pasa nada, que vos no me queres.

Pero, yo sí sé que me queres mucho, y que nada en el mundo nos va a separar. Acordate de algo, que si no nos dejan vernos, nos vamos a ver igual, a escondidas pero, nos vamos a ver, como sea pero vos ni yo vamos a sufrir por mis viejos. No nos van a separar jamas. Yo se que vos y yo, vamos a poder ser fuertes, para luchar, luchar contra las personas que no nos dejan amarnos, amarnos como personas grandes y dejando de lado la bulgar excusa de que yo tengo 13 años y vos 20.

Te quiero Fer, y no hay nada en el mundo que nos pueda separar.

Todo pasa porque son tontos, porque no se acuerdan que ellos alguna vez tubieron nuestra edad y se enamoraron, no se si como nosotros, pero que se enamoraron seguro.

Fer te quiero, te quiero tanto que me duele.

No va a ver nadie que nos impida querernos.
Para más cartas, aquí

miércoles, 11 de febrero de 2009

Concurso Internacional Juvenil de Composiciones Epistolares

Se seleccionará un ganador a nivel nacional, quien representará al país en el concurso internacional de composiciones epistolares UPU-UNESCO



La Unión Postal Universal -UPU-, la UNESCO y Correos del Ecuador, a través del Ministerio de Educación, invitan a los jóvenes de hasta 15 años a participar en el Concurso Internacional Juvenil de Composiciones Epistolares, con el tema “Escribe una carta a alguien para explicarle de qué forma las condiciones de trabajo decentes pueden conducir a una vida mejor”. El objetivo es fomentar en los niños y jóvenes el placer de escribir cartas y plasmar en ellas su pensamiento y su cultura.
En el concurso pueden participar cartas recientes e inéditas (en forma epistolar), y debe constar dirección del expedidor o remitente, saludo, cuerpo de la carta, fórmula de cortesía y firma. Además, debe incluir los datos personales del autor o la autora, ser escrita a computadora, ceñirse al tema seleccionado, evitar expresar cualquier opinión política o religiosa y tener entre 500 y mil palabras.
Las composiciones se receptarán en todas las agencias y sucursales de Correos del Ecuador hasta el 3 de abril, y el resultado del concurso se dará a conocer el 17 de abril del presente año.

La pasión convocada

La tienda de lencería y productos para la pareja más grande de España, “Fresas y Chocolate”, situada en Alicante, convoca su III Concurso de Cartas de Amor “Reinventa la pasión”, con motivo del próximo Día de San Valentín, con arreglo a las siguientes bases:

Podrán participar personas de cualquier edad y nacionalidad con trabajos en castellano, inéditos y no premiados en la anterior edición, así como en otros certámenes. Cada participante podrá presentar un máximo de dos trabajos.
El género habrá de ser el de carta literaria de amor en prosa, lo que presupone el uso de la segunda persona como base del texto.
La extensión de la carta (en formato DIN A4, mecanografiada a cuerpo 12 con doble espacio y por una sola cara) no será inferior a un folio ni superior a tres.
Del trabajo se entregarán dos copias por correo postal a la dirección: Fresas y Chocolate, calle Tomás López Torregrosa, 13. C.P 03002 Alicante (España), o a través del correo electrónico a info@fresasychocolate.com
El plazo de presentación de las obras concluirá a las 21.00 horas del día 10 de febrero de 2009.
Se establecen los siguientes premios:

1r Premio: Conjunto de lencería de la marca Lise Charmel, compuesto por dos piezas de la nueva colección Primavera/Verano.
2º Premio: Caja De Luxe “Poème” by Bijoux Indiscrets.
Premio Local: Cena Especial en el Hotel Abba Centrum de Alicante. (Calle Pintor Lorenzo Casanova, 31).

El Jurado está compuesto por varios periodistas y escritores de Alicante. Si la mayoría de sus miembros decidiera que ninguna de las obras reúne la calidad suficiente, el premio quedaría desierto, siendo su decisión inapelable a todos los efectos.
El fallo se hará público a las 12.00 horas del día 13 de febrero de 2009 en la tienda “Fresas y Chocolate” y será publicado en la web (www.fresasychocolate.com).
Quienes deseen retirar sus trabajos podrán hacerlo en “Fresas y Chocolate” hasta el 20 de febrero, siendo después de esa fecha destruidos los no reclamados.
La participación en el certamen supone la aceptación de estas bases.

martes, 10 de febrero de 2009

Hallan un manual medieval que enseña a escribir cartas de amor

Lo escribió un clérigo en el siglo XII. Indica cómo saludar y cómo referirse al otro.


Por Laura Montanari



El manuscrito italiano más antiguo que explica cómo escribir cartas de amor se remonta a la Edad Media. Lo descubrieron estudiosos de la Universidad de Siena buscando textos antiguos de retórica. Lo hallaron en la Biblioteca Capitular de Verona. Se llama Modi dictaminum y para los investigadores se trata del primer manual de escritura epistolar de la Edad Media que llega hasta nosotros, en el cual se enseña a escribir también cartas de amor.

El texto, en latín y en pergamino, es de mediados del siglo XII. El autor es un tal Guido, clérigo probablemente de Casentino, una zona limítrofe entre las regiones de Toscana y Emilia.

Los consejos van desde cómo se debe saludar por carta a la amada hasta cómo despedirse. Pero también cómo debe escribir una esposa a su marido o un amante a su amada. Se recomienda elogiar siempre la belleza y la calidad del destinatario recurriendo a comparaciones mitológicas con parejas célebres (Paris y Helena, Príamo y Tisbe), a similitudes con piedras preciosas o enviando "tantos saludos como peces hay en el mar" o "flores que trae el verano".

Se debe recurrir a expresiones que indiquen la incapacidad de describir un sentimiento tan grande ("cuán profundamente te amo con palabras no podría expresar aunque todos los miembros de mi cuerpo pudieran hablar"). En los casos en que el remitente deba contar algo al destinatario puede introducirlo con expresiones como "tu belleza sabe", "tu dulzura conoce", "es evidente para tu nobleza". La lejanía del sujeto amoroso o el recuerdo de los momentos felices compartidos asume ya en esta época las características del mal de amor: "la mente flaquea", "el ánimo no llega a tanta alegría". Hay, también, pasajes más explícitos que aluden al amor físico: se habla de abrazos, besos, deseo.

El maestro de retórica enseña a sus alumnos cómo escribir cartas -no solo de amor- tomando fragmentos de misivas y copiándolos en el manual a modo de ejemplos. "Según nuestros estudios -explica Francesco Stella, profesor de Literatura latina medieval y coordinador de las investigaciones- estamos ante el primer manual epistolar con un capítulo, el cuarto, reservado a las cartas de amor. El maestro, además, da consejos de escritura a las mujeres, lo que confirma la existencia de un público femenino laico y alfabetizado, ya en el Medioevo".

Las novedades no terminan acá. "Muchas cartas -prosigue Stella- están relacionadas con los condes Guidi, dueños de parte de la zona Norte de Toscana, de Emilia y de Romagna. Sospechamos que una en particular es el modelo más antiguo de carta de amor de la Edad Media". De ella existen solamente unos pocos renglones en latín copiados en pergamino por el clérigo Guido en el manual Modi dictaminum. Comienza: "A Imilde, esposa amadísima". Es un marido -del que desconocemos todo, excepto la inicial G.- que escribe a su mujer desde lejos. "Quiero que sepas que por gracia del Señor me encuentro en Pisa y estoy bien y vendí toda la mercadería (.). Tu afecto, amiga mía dulcísima, sabe que por el perfume de tu amor no vacilaría en cruzar montañas y atravesar los mares a nado".

Los indicios que llevan a pensar que se trata del modelo más antiguo de carta de amor medieval se basan en que gran parte de las misivas mencionadas por el autor del manual se refiere a los condes Guidi, a cuyo archivo se considera que él tenía acceso. G. podría ser Guido II. "Sabemos -dice Elisabetta Bartoli, a cargo de la edición crítica de los "Modi dictaminum"- que Guido II e Imilde lo donan a una iglesia de Casentino en 1017 y que en 1029 Imilde ya está muerta. En ese caso, estamos un siglo antes de los epistolarios de amor más famosos".


Publicado en el diario Clarín de Buenos Aires, hoy.

viernes, 6 de febrero de 2009

La carta y el amor en los tiempos del cólera

El único, y gran desplante, de la adaptación cinematográfica de la novela célebre de Gabriel García Márquez es el idioma. El film se sucede en un inglés que no combina con los paisajes caribeños, los barrocos e hispánicos nombres y los comentarios populares en español. El resto es una muy literal transposición audiovisual de la novela original, protagonizada por el camaleónico Javier Bardem.
El film, con colores exuberantes, cuenta la historia de un empleado de correo, Florentino Ariza, que se enamora perdidamente de una muy joven, primero, joven, luego, adulta, hasta transformarse, por esas cosas de la vida, en la anciana Fermina Daza. Todos estos años ocurren, y como dos constantes están el amor del varón hacia la mujer y las cartas. No son líneas paralelas una y la otra, parecen más fuerzas que se alimentan recíprocamente.
Florentino conoce a Fermina el día que le debe llevar un telegrama a su estricto padre; Florentino, a partir de ahí, le escribe cartas y más cartas, una acumulación que da cuenta del suculento amor que tiene por ella; Fermina le contesta un día, también en secreto; la historia del inocente amor es descubierto por las cartas, que documentan, como este archivo epistolar, las cosas que pasan; eso hace que la joven, por orden de su padre, deba marcharse lejos, para romper ese hechizo indigno; él sigue escribiendo cartas y trabajando en el correo, mientras sigue enamorado, aunque melancólico, como enfermo; su madre solicita a un pariente que lo saque de ahí, que el trabajo en el correo y la posibilidad tan próxima de escribir cartas de amor lo están matando; y así sigue y sigue esta historia de amor y cartas en los tiempos del cólera, porque Florentino pasa a trabajar primero como amanuense en una feria, luego en la Compañía Fluvial.
Las cartas, como el llamado del chamán, piden que se transforme en acto lo que sucedió como palabra. En este caso es que Fermina ame a Florentino, nada más. Si así fuese, las cartas ya no tendrían más sentido.

Para ver el post completo, aquí. Para la reseña de la adaptación de El coronel no tiene quien le escriba, aquí. Para otras reseñas de films, aquí.

jueves, 5 de febrero de 2009

Córdoba, 05 de febrero de 1996

BELENCHO:


¡HOLA! ¡QUÉ CARTA ME ESCRIBISTE, POR DIOS!, nunca me imaginé que detrás de esa carita risueña, graciosa, aparata (no lo tomes a mal) hubiera una persona tan sensible. Dios nos concede las gracias cuando más las necesitamos y en un día como el 8 DE FEBRERO DE 1996 no puedo hacer otra cosa que agradecer al buen Dios por el don de tu vida y pedirle que te conserve buena, solidaria, risueña, aparata, ordinaria, en síntesis: GENIAL. (Te escribo una carta en muchos colores para no aburrirte)
¡PELÍ, PELÍ CUNCHANO!
(traducción: Feliz, feliz cumpleaños en el idioma de cariño que tiene mi corazón) Bien te cuento algunas cosas: la canción ¡ME ENCANTÓ! La carta, en general, ni te cuento..
Belén, con respecto a lo que quieras contarme: SIEMPRE SIEMPRE va a haber un lugar en mi corazón para guardar lo que quieras confiarme, un lugar que va a ser tuyo y de nadie más y voy a hacer lo que puedo para ayudarte y protegerte porque: ¡TE QUIERO MUCHITO! (entendiste). (Lo anterior fue en negro porque va en serio) BUENO, Belencho y… como no podra ser de otra forma en el día de tu cumpleaños:¡UNA SORPRESA!
Walter mi primo me dijo que fuera a ver al padre Bonechi que esta en el Colegio Pio X, que está a una cuadra de mi casa; Fui y … no me vas a creer pero… allí hay un centro de Mallín, este sacerdote es el asesor y sabés quien vive allí! CHA-CHA-CHA-CHAN:
EL PADRE ALDO PEREZ.
Así es que pronto voy a conectarme con él y quizás comience a trabajar en MALLÍN acá. Ya voy a ver como me organizo.
Bueno, aca las cosas están bien, la casa es linda, las chicas son piolas y yo extraño, pero supongo que ya voy a acostumbrarme.
BELENCHONCITA (¿suena bien ah?), al margen de todos los favores que me has hecho quiero pedirte unos mas:
1- No te desanimes.
2- No te sientas sola, ¡NOS VEMOS EN EL AVE! me parece que no necesitás que te lo diga.
3- Escribime, con chanchadas, como sea, escribime mucho porque…¡me siento sola!
4- SAGRARIO, en el vas a encontrar la luz y la fuerza para salir adelante. Bueno la misa del 8 (porque voy a misa todos los dias) va de [corazón] a ser por vos para dar gracias a Dios por tu VIDA y que sean
¡¡¡LOS MEJORES 17 DE TU VIDA!!!
(te debo el tirón de orejas)
Chau con E y D Analia
P.D: Mi dirección: 9 de julio 1159 C.P. 5000 Córdoba
(por favor pasa mi dirección)

Para más cartas a María Belén, aquí

miércoles, 4 de febrero de 2009

Saludos para todos desde estas hermosas playas


Por Beatriz Sarlo

Sólo uno, entre todos mis amigos, conserva la costumbre de enviar tarjetas postales cuando viaja. El gesto es simpático y antiguo.
Las postales tuvieron su apogeo en los años veinte del siglo pasado; luego comenzaron a declinar lentamente, pero esa declinación fue compensada por el aumento de viajeros en la era del turismo de masas que floreció, en Occidente, a partir de la década de 1950. Los turistas siguen comprándolas hoy como souvenir inevitable, luego olvidado en un sobre con el nombre de la ciudad que representan. Pero nada más mortífero para las postales sobre cartón que el correo electrónico y, sobre todo, la captura de imágenes digitales y su envío como archivos adjuntos o su ascenso ala eterna universalidad de las redes sociales.
Mi amigo, que no es un anciano ni ignora la historia de una forma de comunicación visual que apareció en el último tercio del siglo XIX, insiste en enviar postales de verdad y por correo, sin sobre, franqueadas con la estampilla del país de origen o, en el peor de los casos, con el valor del franqueo impreso. Apoyada contra la computadora en la que escribo, tengo la última recibida: una avenida de palmeras altas y delgadas que conduce a una de las entradas al Jardín Botánico de Río de Janeiro. La postal ha ocupado ese lugar durante unos meses porque me gusta su imagen tranquila, simétrica y sin alardes.
Hoy es tan intempestiva la negada de una postal por correo que se la valoriza inmediatamente, distinguiéndola por su rareza de las decenas de imágenes que llegan a la casilla electrónica. Una postal de cartón no es mejor, es simplemente distinta. A su modo, habla del tiempo: alguien la ha comprado por lo menos diez días atrás, la ha escrito seguramente sentado a la mesa de un bar, ha caminado hasta el coreo con una pila de postales similares dirigidas a amigos que, días después, observan que algo insólito se desliza por debajo de la puerta, no el resumen del banco ni una cuenta ni un folleto de propaganda, sino el rectángulo escrito días antes, que atravesó un tiempo y un espacio reales. Sensaciones raras, casi olvidadas.

Para leer el texto completo, aquí

Publicado en la revista Viva del diario Clarín de Buenos Aires el 25 de enero de 2009.