lunes, 25 de junio de 2007

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Héroes y cartas sobre el Atlántico

A 80 años de la creación de la Compagnie Générale Aéropostale, la Alianza Francesa y Air France han organizado una muestra consagrada a ese hecho ligado al origen de la aviación argentina

Los libros nacen de la aventura, pero la aventura no alcanza calidad de tal sino en las páginas de un libro, en las imágenes que crean un mito. Las fotografías, los testimonios, las obras acerca de la Compañía General Aeropostal, la célebre "Aéropostale", que se expondrán a partir de esta semana en una muestra de la Alianza Francesa, organizada con el apoyo de Air France, narran las peripecias que marcaron la creación de un servicio postal regular entre Francia y América del Sur.
La conquista del aire ha dado origen a una literatura considerable. Si se piensa en la Aéropostale, es inevitable mencionar a Antoine de Saint-Exupéry, piloto de la compañía y autor de libros como Correo del Sur , Vuelo nocturno y Tierra de hombres , y a Joseph Kessel, novelista y aviador, del que se reedita la biografía Mermoz (Libros del Zorzal). Por fortuna, la experiencia de unir Europa y América del Sur tuvo en Saint-Exupéry y en Joseph Kessel, a dos actores, testigos y narradores de esa gesta.
En la historia hoy casi legendaria de la Aéropostale intervino un equipo de hombres que, detrás de su aparente simplicidad (con excepción de Saint-Ex y Kessel), ocultaban personalidades complejas. Además de los héroes que murieron en el océano o contra la ladera de una montaña, estaban los hombres de negocios, los pioneros que, con una mente comercial inflexible, desde sus escritorios, vencieron sus propios sentimientos y llegaron a sacrificar a sus amigos pilotos para poder lograr lo que todos querían. Unos y otros tenía la misma finalidad: cumplir con los horarios y las entregas y acortar los plazos de llegada de una carta. Pero había algo más: fracasar en esa tarea no significaba meramente haber atentado contra el reloj, era no tener estatura moral. Quien preservaba la vida a costa de su tarea corría un peligro no menor: perder la dignidad. Ese tipo de hombre no tenía lugar en la Aéropostale.

El texto completo en el diario La Nación del 24 de junio de 2007
http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/cultura/nota.asp?nota_id=919705

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