El impacto de la tecnología
Con las nuevas tecnologías de la comunicación, cada día se escribe menos utilizando el lápiz y el papel. Los especialistas coinciden en señalar que no se ejercita la letra manuscrita y así la escritura se vuelve menos legible. Los adolescentes utilizan más la letra imprenta que la cursiva. Pero aunque las ventajas de la escritura electrónica sobre la tradicional son evidentes, todavía muchas personas prefieren escribir “de puño y letra”. Qué dice el análisis grafológico sobre la personalidad y por qué la PC podría significar el principio del fin de la caligrafía manuscrita.
Por Florencia Ballarino
Seguramente, usted se pasa el día frente a una computadora y ya no recuerda cuándo fue la última vez que mandó una carta a un familiar o amigo escrita de puño y letra. Mucho menos hace cuánto que no le entrega un informe manuscrito a su jefe. Es probable que la última vez que tomó un lápiz y un papel haya sido para hacer la lista del supermercado y que ahí cayera en la cuenta de que había perdido aquella “linda letra” de cuando era estudiante. Si sirviera de consuelo, puede alegrarse de que no es el único: especialistas en grafología y caligrafía consultados por PERFIL coincidieron en señalar que el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación –desde el correo electrónico a los sms– están generando cambios en la escritura a mano.
“Cada día se ejercita menos la letra manuscrita y, sobre todo, no se tiene muy en cuenta la enseñanza de la caligrafía. Así, la escritura no sólo se vuelve menos legible sino que además puede ser lenta y, por lo tanto, poco eficaz”, opinó Adriana Ziliotti, presidenta de la Asociación de Grafólogos Oficiales de la Argentina. Y es que desde que se cambió la lapicera por el teclado, desde que las comunicaciones pasan más por las abreviaturas del chat y el sms que por una carta manuscrita, la caligrafía se parece cada vez más a la ilegible receta escrita por un médico. Ante estas evidencias, cabe preguntarse: ¿será éste el principio del ocaso de la escritura a mano?
El 11% de los hogares argentinos ya tiene dos computadoras en uso y la previsión es que a fines de este año el porcentaje se elevará al 20%, según datos de la división Windows de Microsoft para el Cono Sur. La estimación se basa en el crecimiento de la venta de computadoras, que el año pasado cerró en 1,8 millones de unidades. Este acceso cada vez más generalizado a la PC hace que sea común utilizar programas como Word o Excel para tareas que antes sólo estaban destinadas al lápiz y el papel, en menoscabo de la escritura manuscrita.
Cambios. “Con las nuevas tecnologías, la caligrafía ha sufrido cierto deterioro pero no necesariamente menos legibilidad, sino que se encuentra bajo los efectos de una ‘sintetización’ personalizada y muchas veces fuera de los patrones o modelos estipulados”, sostuvo María Delia Bielmeier, calígrafa pública nacional. Los cambios más notables están relacionados con la utilización de la letra imprenta o script en lugar de la cursiva, sobre todo en niños y adolescentes (ver recuadro). “También en aquellas personas dedicadas a oficios que no implican escribir o dibujar a diario se advierte cierta rusticidad y lentitud en los movimientos gráficos”, manifestó Bielmeier.
En cambio, para José Luis Buitrago, presidente del Colegio de Calígrafos Públicos de la Ciudad de Buenos Aires, “el deterioro que puede producirse en la escritura de un individuo, no necesariamente significa que responda al desmesurado uso de las computadoras, sino que entran en juego innumerables factores”.
Más allá de las nuevas tecnologías, ejercitar frecuentemente el acto de escribir parece ser, según los especialistas, la única clave para volver más legible la letra.
Ventajas. Las ventajas de la escritura electrónica sobre la tradicional parecen evidentes: se puede cortar y volver a pegar al instante un texto sobre otro, encontrar rápidamente una frase o palabra clave y hasta modificar y guardar los cambios que hace al texto cuantas veces se necesite. Pero mientras que escribir sobre un teclado no revela nada de su autor, la letra continúa siendo “la pintura de la voz”. “El vertiginoso avance de la tecnología ha ganado en velocidad comunicativa pero ha perdido terreno en la máxima expresión del individuo, que es la ejercitación de la escritura de puño y letra”, afirmó Bielmeier.
A través del análisis de la caligrafía personal se pueden conocer aspectos de su personalidad y hasta detectar patologías que comprometen la motricidad o están relacionadas con la ingesta de drogas. ¿Podrán las nuevas tecnologías destronar el uso del lápiz y el papel? Los especialistas dudan. “El hombre necesitará siempre de sus manos, sus pies o su boca como herramientas fundamentales para proyectar su letra”, concluyó Bielmeier.
Estudian los efectos neurológicos
En el acto motor de escribir a mano entran en juego numerosas áreas del cerebro, las principales son el lóbulo parietal y frontal, responsables de las funciones sensoriales y motoras. Pero, ¿qué sucede en el cerebro cuándo se escribe sólo sobre un teclado? ¿Se pierde una habilidad manual propia del ser humano? Los científicos recién comienzan a abordar la problemática y aún no tienen conclusiones definitivas. “Nuestra era tecnológica no requiere de la mano humana para muchas funciones pero las implicancias cerebrales son desconocidas. Es muy difícil llegar a conclusiones serias porque idealmente se compararían dos modelos: el de una persona que se desarrolla sólo tecleando y otra que se desarrolla sólo escribiendo”, explicó Facundo Manes, director de Instituto de Neurología Cognitiva (INECO).
La compu, desde la cuna
La mayoría de los chicos de entre 2 y 3 años aprenden a escribir su nombre en la pantalla de un computadora antes que en el papel. Y aunque todavía se desconoce qué efectos tiene en los niños la adopción precoz de las nuevas tecnologías, existe preocupación entre maestros y psicopedagogos acerca de cómo repercutirá la PC en el desarrollo de las habilidades necesarias para leer o escribir. “El uso del lápiz es un hábito, como cortar con tijeras, lavarse los dientes o abrir la cerradura de una puerta, si no hay suficiente ejercitación no se desarrolla la capacidad motora”, opinó Sarah Solzi de Rofman, presidente de la Fundación para la Asistencia, Docencia e Investigación Pedagógica (FADIP). Uno de los problemas más comunes que se da en la escuela, como consecuencia de que los chicos practiquen primero escribir con el teclado y luego con el lápiz, es que les cuesta esfuerzo aprender el abecedario en letra cursiva. “Así llegan al secundario escribiendo en imprenta y no respetan las uniones y separaciones entre palabras y eso hace ilegible el texto”, manifestó Solzi de Rofman.
Hay escuelas que comenzaron a brindar talleres de dibujo y caligrafía para que los chicos que pasan muchas horas frente a la computadora “ablanden la mano”.
Publicado en el diario Perfil el 2 de marzo de 2008.
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