domingo, 6 de julio de 2008

Cartas de Neruda

Pablo Neruda: cartas al amigo de los Andes
Ricardo Tudela, un escritor mendocino amigo de Neruda, conservó testimonios que reconstruirían la red que unió a los intelectuales de izquierda en 1936.

Por Matilde Sánchez
Un puñado de cartas y fotos recobradas hace pocos días en Mendoza, a través de un coleccionista privado, echan luz sobre la estrecha relación del poeta chileno Pablo Neruda con la sociedad literaria cuyana y los esfuerzos de los intelectuales de Sudamérica contra el fascismo. Fueron dirigidas a Ricardo Tudela, un escritor y animador cultural clave desde los años 30. Lo que el material trasluce es la rica trama de agitación política, en momentos en que España comienza a arder. Pertenecen a un legado mayor, valioso para una historia de los intelectuales de habla hispana, que podría incluir una nutrida correspondencia entre escritores de todo el continente. El acervo, sin embargo, corre peligro de ser vendido a coleccionistas europeos, al menudeo y sin ser catalogado. Por lo menos las cartas a las que el diario Clarin tuvo acceso, permanecieron plegadas largos años y en manos ignorantes de las normas mínimas para la conservación del papel. El patrimonio de Ricardo Tudela (1893-1984) se encuentra en una puja testamentaria que involucra al propio hijo del poeta, a su nieto Emiliano Augusto Tudela, y a una empleada doméstica quien, tras la muerte de su patrona, optó por quedarse a vivir en la casa, sin que se haya conseguido su desalojo. El presente comentario, al igual que la edición de mañana, busca reconstruir el marco biográfico de estos documentos y el incesante puente de influencias entre voces mayores de la poesía.

Primera escala.
En su primera visita a Mendoza, el 15 de junio de 1927, el joven Ricardo Neftalí Reyes ya ha cambiado su nombre por un seudónimo que en sí mismo propone una pesquisa. Pablo Neruda nunca confirmó que lo tomara del cuentista checo del mismo apellido. Pese a su juventud, no es un desconocido. Desde el siglo XIX es habitual que los escritores mendocinos contribuyan en revistas chilenas y viceversa.

Se aloja en el Gran Hotel Nacional y va a Buenos Aires, para embarcarse en el barco que lo lleva a un cargo subalterno en el consulado de Rangún, la capital birmana. No consta que conociera a Tudela en esta estadía. Mientras él sobrevive en el sudeste asiático como cónsul de elección, el mendocino escribe sus primeros poemarios. Tudela tuvo actividad política desde la juventud pero, contra la versión más extendida, nunca fue comunista. De hecho, en 1929 era un radical partidario de los Lencinas, padre e hijo, enfrentados al presidente Hipólito Yrigoyen. El día del asesinato del gobernador Carlos W. Lencinas, Tudela se encontraba junto a él y esquivó los tiros por milagro. A ese episodio legendario aludirá Neruda cuando le pregunte, en la primera carta, si las elecciones de 1934 han pasado sin balas. El hijo del poeta contó a este diario que "la catastrófica intervención en la provincia le aplicó la ley de sitio y él tuvo que exiliarse en Chile", pero sólo hasta el golpe de 1930. Neruda ha vuelto de Asia con esposa. En la flamante reedición de su correspondencia con Héctor Eandi (Itinerario de una amistad, Corregidor), el chileno le asegura por el mes de junio de 1933: "Tudela había tramitado mi viaje a Mendoza para esta primavera, para hacer una lectura de mis poesías en el Círculo de Periodistas. Yo he visto publicaciones de la prensa de Mendoza y creo que hay un comité que trata de financiar mi viaje y estadía.(...) Y he escrito a Tudela para que se comunique con usted o Eduardo Mallea, ojalá que Ud. hiciera algo en ese sentido." Las fotografías cuentan esa visita, a fines de agosto, en escala hacia Buenos Aires, donde va a asumir el cargo de agregado consular. La pareja es recibida en la estación de trenes de Mendoza y se queda por unos días. Quien encabeza los agasajos es Tudela.
El 30 de agosto el chileno lee en el colegio Patricias Mendocinas, esa noche un grupo lo agasaja en el Hotel Mundial. Las imágenes rescatan a la primera esposa de Neruda, la javanesa Maryka Antonieta Hagenaar, a quien su marido llamará Maruca y de quien existían sólo un par de primeros planos. Asume su cargo en Buenos Aires en setiembre y poco después aterriza en la casa porteña una amiga chilena, María Luisa Bombal, personaje delicioso y estrafalario.

Desde el Consulado el 20 de marzo de 1934 siempre fue un corresponsal perezoso , escribe al amigo mendocino. Se interesa por Jorge Ramponi, reclama libros y anuncia su traslado de Argentina a España en junio. La alusión a Anaconda designa la famosa librería de Santiago Glusberg, en Florida y Avenida de Mayo. Buenos Aires lo arrastra en su torbellino de tertulias. Anudará aquí una relación perdurable con surrealistas y modernistas y con el dramaturgo Federico García Lorca, a quienes hace una referencia de conjunto en su carta. Casi se advierte su euforia al sentirse más contemporáneo por la proximidad del viaje. Sus pasos revelan hasta qué punto la gloria literaria que lo llevará al Premio Nobel en 1971 fue forjada en el centro de este apretado círculo de amistades, en particular con la España republicana y con París, aún República soberana de las Letras y cuartel intelectual de la izquierda contra el fascismo. Pero estamos aún en Buenos Aires. El día mismo de su llegada, invitado al estreno de la puesta de su obra Bodas de sangre, Federico García Lorca conoce al cónsul chileno. El 28 de octubre en una cena del PEN Club, Neruda y el poeta español dan su famoso Discurso al alimón en honor a Rubén Darío, a quien saludan a dos voces. Está allí la crema de las vanguardias rioplatenses, Oliverio Girondo y Norah Lange, Conrado Nalé Roxlo, Baldomero Fernández Moreno. Cuando muchos años después Neruda repase la poesía argentina, los nombres que surgen son los de los autores a quienes conoció en esta estadía, como Ricardo Molinari, pero sobre todo Raúl González Tuñón, el poeta y activista comunista. Así como todo en la vida de Neruda es predestinado y fulgurante, a menudo fatuo, la vida de Maryka Hagenaar es de un desarraigo radical, una de esas mujeres enigmáticas a lo Robert Musil. De familia holandesa y con unas gotas de sangre malaya , conoció a Neruda en junio 1930, mientras él era cónsul en la isla de Java. Vivía en Batavia y no sabía el idioma. Se casaron en diciembre ("Java, enero 31: No más solo, querido Eandi Me he casado hace un mes.") En sus memorias Confieso que he vivido tendrá palabras distantes para esta mujer alta y suave, extraña totalmente al mundo de las artes y las letras . Es al amigo Eandi a quien hace las referencias más cariñosas sobre ella: "Vivimos sumamente juntos, sumamente felices en una casa más chica que un dedal (...) Nos tendemos en la arena mirando la isla negra, Sumatra, y el volcán submarino Krakatau." 1934. Neruda es transferido al Consulado en Madrid en reemplazo de su predecesora, Gabriela Mistral. A poco de llegar y de la mano de Lorca, conoce a los poetas de la generación del 27, a los juveniles Vicente Aleixandre y Miguel Hernández, a María Teresa León, Gerardo Diego y a tantos otros republicanos. Pronto conoce a quien será su segunda esposa, la artista argentina Delia del Carril, afiliada al Partido Comunista Francés. Le lleva 20 años al chileno y el romance es instantáneo. Pablo la aloja en su casa. Maruca se embaraza.

A esta altura es celebrado incluso por encima de Vicente Huidobro. En 1935 los amigos españoles lo saludan con una edición casera de sus Tres cantos materiales. En junio del 35 asiste al Congreso de Intelectuales en Defensa de la Cultura, en París. Será ésta, junto con el anterior Comité de Vigilancia de Intelectuales Antifascistas, la semilla que luego Neruda va a replicar en su regreso a su país, en 1937, con la Alianza de Intelectuales de Chile a la que alude su segunda carta a Tudela. En 1936 se había creado ya en Buenos Aires la AIAPE, Asociación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores. A mediados de julio de 1936 estalla la Guerra Civil y poco después los aviones italianos y alemanes de la sublevación militar lanzan la primera andanada sobre los aeropuertos cercanos a Madrid. Años después vendrán Londres, Varsovia, Berlín y decenas de ciudades japonesas, pero la ofensiva con bombas incendiarias contra Madrid es la primera campaña aérea de la historia contra una ciudad. En su monumental estudio sobre la Guerra Civil, el historiador Hugh Thomas la caracterizará como una campaña de terror civil, menos por la gravedad de los destrozos que por la insólita primicia de un caos simultáneo. La muerte de mujeres y niños en los bombardeos, la defensa de los milicianos y la llegada de las Brigadas Internacionales inspirarán a Neruda el libro España en el corazón. El poeta cuelga el traje neutral del diplomático chileno y las autoridades cierran la misión. Neruda asume un papel activo en la red de intelectuales contra el fascismo, mientras la lucha se traslada en términos ideológicos a Latinoamérica. El historiador Ricardo Pasolini, estudioso de la lucha contra el fascismo en nuestro país, registra que tanto la organización chilena como la AIAPE fueron réplica de aquel Comité de Vigilancia francés, al que asistió Tuñón. Y agrega: "Desde el 36, cuando se fundó la AIAPE, se quiso reproducirla en otras provincias pero no prosperó. No existe filiación directa entre la Alianza de Intelectuales chilenos y sus pares argentinos todas ellas reflejan la clásica red de sociabilidad comunista ante la emergencia de España, y un mismo espíritu internacionalista. Hoy vemos, sin embargo, que también presentaban contenidos nacionales. Combatir el fascismo en Europa, sí, pero también en casa." Es muy probable que Neruda fogoneara a Tudela para que avanzaran con una sede en Mendoza y que el portador de esa carta fuera el propio Tuñón. El y su mujer viajaron junto a los Neruda desde París hasta Valparaíso en Mendoza pudo Tuñón conversar con Tudela antes de seguir a la capital.

A comienzos de 1933 Neruda le había escrito a Eandi: "Una ola de marxismo parece recorrer el mundo, cartas que me llegan me acosan hacia esa posición, amigos chilenos." En realidad, no se puede ser ahora sino comunista o anticomunista . Por entonces decía que aún conservaba la desconfianza hacia las formas del Estado. Ante la guerra española, el anarquista se despide.

El adiós a Buenos Aires, rumbo a Barcelona
20 de marzo de 1934

Mi muy querido Tudela, qué vergüenza escribirle después de tanto silencio que por lo demás no guarda pecado ni olvido. Ud. sabe cuánto lo quiero a usted y sólo lamento mi natural indolencia que me hace como en este caso muy desgraciado. Recibió un telegrama mío qué tienen Uds. de nuevo Fue a Chile este verano Qué es de Llosent, Ramponi y los demás ángeles Yo he escrito muchísimo, veré si con esta carta puedo mandarle algo mío. Cómo ha andado Ud. con las elecciones. Ha habido balas. Nunca vinieron a pedirme un juicio sobre Ramponi de Anaconda, y yo no sé con quién entenderme. Por favor, pregúntele. Lo mismo los libros que me anunció tantas veces no llegaron nunca. Me voy en junio a Barcelona. A ver si antes nos vemos en Buenos Aires, que ya me cuesta dejar por los muchos amigos que he hecho. Escríbame y perdón a mis grandes poetas, piense que lo recuerdo a Ud. y a los muchachos cada día.
Pablo

En solidaridad con los republicanos
He leído hace poco los comentarios de un intelectual pervertido diciéndonos que el tema de los niños y las mujeres destrozadas en Madrid por bombardeos fascistas era tópico, latiguillo de choclón. Pensemos con severidad en estos casos de superficialidad infrahumana, y comprendamos hasta el dolor cómo el intelectual se desvincula de su condición de hombre. La realidad de España, el vagueo y el asesinato organizado conducido por italianos, moros, alemanes, en territorio español, el silbido de sangre y furia propagado por la muerte en nuestras regiones ancestrales se ha convertido en eco eléctrico, en terrible mensaje acongojado y repetido. Pero es nuestro pueblo quien escucha el clamor, el clamor del pueblo que antes se llamó clamor de Dios. El corazón martirizado y azotado del pueblo de Chile oye y habla más que sus intelectuales, resuena y expresa con más verdad y espíritu, con más noble materia y con más sangre que la voz de todos aquellos que dedican la vida a la verdad y al espíritu, al espíritu de la verdad. Por eso fundamos con alegría y amargura la Alianza de Intelectuales de Chile, para que se cumplan en nuestro país las nociones especiales y generales que nos mandan estar con el pueblo de España, con el pueblo de Chile, la lucha contra los infernales repartidores de la crueldad. Estudiantes de Chile, reuníos en nuestra Alianza para la Defensa de la Cultura y de la Vida, contra el Fascismo y todos los poderes regresivos En Madrid he leído en los muros esta frase que os recuerdo: La cobardía se parece mucho a la traición.
Pablo Neruda

La caligrafía, indicio de autenticidad
Para elaborar este informe especial, la primera intriga fue determinar si todas las cartas pertenecían al puño de Pablo Neruda, dado que una sola de ellas llevaba firma y membrete consular. Esa carta, junto con fotos dedicadas a Tudela, fueron tomadas como auténticas. En el marco de esta investigación, Clarín les pidió a los documentólogos José Escudero y Silvana Guirula peritos y académicos de Mendoza que compararan los ejemplares de las cartas. Estos expertos mendocinos determinaron, primero, que todas las cartas fueron escritas con tinta fluída y pluma fuente. Midieron el impulso de la letra inicial de cada palabra y la exhalación al final de la frase. También analizaron, entre mayúsculas y puntos, las cúspides de las letras m y n, los grados entre los trazos ascendentes y descendentes, los ganchos de las letras que bajan y suben del renglón y la barra que corta la t, entre otros personalísimos detalles. Así se certificó la autenticidad de las cartas. Estas técnicas de análisis caligráfico nacieron en el siglo XIX como una rama de la criminalística, para asistir a la justicia. Su base es el sistema scopométrico de los manuscritos. Es interesante anotar que la palabra "scopometría" viene de la unión de dos verbos griegos: "examinar" y "medir".

Publicado hoy en el diario Clarín de Buenos Aires.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Leí por ahi que Gabriela Mistral no lo quería ni un poco a P. Neruda. Salió en una cartas que le escribió a Victoria Ocampo. El libro salió hace bien poco y es muy bueno.
Saludos desde Córdoba
B.