jueves, 14 de agosto de 2008

En qué clase de mundo...

Carta del Papa Juan Pablo I a Gilbert K. Chesterton


Querido Chesterton:
En la pantalla de la televisión italiana apareció hace pocos meses el padre Brown, original sacerdote-detective, criatura típicamente tuya. Lastima que no hayan aparecido el profesor Lucifer y el monje Miguel. Los habría visto con sumo agrado, tal como tú los describiste en La esfera y la cruz , viajando en avión, sentado uno junto al otro, Cuaresma junto a Carnaval.
Cuando el avión vuela sobre la catedral de Londres, el profesor suelta una blasfemia contra la cruz.
- “Estoy pensando si esta blasfemia te ayuda en algo -le dice el monje-. Escucha esta historia:
«Conocí a un hombre como tú; él también odiaba al crucifijo; lo eliminó de su casa, del cuello de su mujer hasta de los cuadros; decía que era feo, símbolo de barbarie, contrario al gozo y a la vida. Pero su furia llegó a más todavía: un día trepó al campanario de una Iglesia, arrancó la cruz y la arrojó desde lo alto.
«Este odio acabó transformándose primero en delirio y después en locura furiosa. Una tarde de verano se detuvo, fumando su pipa ante una larguísima empalizada; no brillaba ninguna luz, no se movía ni una hoja, pero creyó ver la larga empalizada transformada en un ejército de cruces, unidas entre sí colina arriba y valle abajo. Entonces, blandiendo el bastón, arremetió contra la empalizada, como contra un batallón enemigo.
«A lo largo de todo el camino fue destrozando y arrancando los palos que encontraba a su paso. Odiaba la cruz, y cada palo era para él una cruz. Al llegar a casa seguía viendo cruces por todas partes, pateó los muebles, les prendió fuego, y a la mañana siguiente lo encontraron cadáver en el río»
Entonces el profesor Lucifer, mordiéndose los labios, mira al anciano monje y le dice: «Esta historia te la has inventado tú». «Sí, respondió Miguel, acabo de inventarla; pero expresa muy bien lo que están haciendo tú y tus amigos incrédulos. Comienzan por despedazar la cruz y termináis por destruir el mundo»
La carta completa aquí

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