El filósofo y escritor José Antonio Marina, defensor a ultranza de la inteligencia y de la educación emocional, ha recopilado en el libro «Palabras de amor» (Temas de Hoy) un millar de epístolas rubricadas por personajes como Plinio el Joven, Diderot, George Sand, Kafka, Neruda, Machado, Wilde, Beethoven, Berlioz, Schumann, Kafka, Paul Celan y Simon de Beauvoir, entre otros, que reflejaron su amor, su deseo, su pasión, incluso el desengaño y la infidelidad en negro sobre blanco. «Es en las cartas de un hombre donde hace falta buscar, más que en el resto de sus obras, el sello de su corazón y el rastro de su vida», sentenció Víctor Hugo.
Estas cartas le sirven a Marina para realizar un recorrido por la historia de las relaciones amorosas y reflexionar sobre los cuatro estadios por los que pasa el enamoramiento: la fascinación, el deseo, el placer como cumplimiento de ese deseo y, finalmente y el más difícil de alcanzar, la continuación del amor. «El problema, señala Marina, es la posibilidad de hacer compatible el enamoramiento y la relación amorosa». Algo a lo que se refirió Ramón Gómez de la Serna al afirmar que «amor es el deso de hacer eterno lo pasajero» y que Vicente Aleixandre lo definió como «mantener la llama imposible».
Con esta antología de cartas de amor, Marina ha querido «explorar un sentimiento universal y monstruoso como es la pasión amorosa», que se ha ido transformando a lo largo de los siglos -hasta el siglo XII, con la aparición del amor cortés, no se entendía la relación amorosa como tal en Europa-, y que ahora, en el XXI, parece haber entrado en crisis. «Entre los problemas que dejó el siglo XX están el hambre, las guerras y las relaciones de pareja», subraya.
Estas cartas le sirven al filósofo para ilustrar además los diferentes momentos amorosos, como la aparición del amor y el deseo sexual. «Mi querida Nora, quiero que leas una y otra vez todo lo que te he escrito. Parte de ello es feo, obsceno y bestial, parte es puro, sagrado y espiritual: todo es propio de mí», escribió James Joyce.
Pero el deseo físico no es el único elemento que alimenta las relaciones amorosas. En ellas los enamorados buscan además la ternura. «La relación sexual violenta busca la maternalización», afirma Marina, y por eso se produce también un «aniñamiento» de los comportamiento de los amantes: «Mi querido pequeño Toto, te amo», le escribe Juliette a Víctor Hugo. «Se produce un sentimiento polivante, todos queremos cuidar y ser cuidados». El filósofo asegura que a lo largo de la Historia el hombre no ha cambiado mucho en sus relaciones, «sólo en el discurso pero no en la estructura sentimental». Pero avisa de que en la actualidad se está produciendo un rebrote del machismo: «Los jóvenes reproducen patrones que parecían haber desaparecido».
Estas cartas le sirven a Marina para realizar un recorrido por la historia de las relaciones amorosas y reflexionar sobre los cuatro estadios por los que pasa el enamoramiento: la fascinación, el deseo, el placer como cumplimiento de ese deseo y, finalmente y el más difícil de alcanzar, la continuación del amor. «El problema, señala Marina, es la posibilidad de hacer compatible el enamoramiento y la relación amorosa». Algo a lo que se refirió Ramón Gómez de la Serna al afirmar que «amor es el deso de hacer eterno lo pasajero» y que Vicente Aleixandre lo definió como «mantener la llama imposible».
Con esta antología de cartas de amor, Marina ha querido «explorar un sentimiento universal y monstruoso como es la pasión amorosa», que se ha ido transformando a lo largo de los siglos -hasta el siglo XII, con la aparición del amor cortés, no se entendía la relación amorosa como tal en Europa-, y que ahora, en el XXI, parece haber entrado en crisis. «Entre los problemas que dejó el siglo XX están el hambre, las guerras y las relaciones de pareja», subraya.
Estas cartas le sirven al filósofo para ilustrar además los diferentes momentos amorosos, como la aparición del amor y el deseo sexual. «Mi querida Nora, quiero que leas una y otra vez todo lo que te he escrito. Parte de ello es feo, obsceno y bestial, parte es puro, sagrado y espiritual: todo es propio de mí», escribió James Joyce.
Pero el deseo físico no es el único elemento que alimenta las relaciones amorosas. En ellas los enamorados buscan además la ternura. «La relación sexual violenta busca la maternalización», afirma Marina, y por eso se produce también un «aniñamiento» de los comportamiento de los amantes: «Mi querido pequeño Toto, te amo», le escribe Juliette a Víctor Hugo. «Se produce un sentimiento polivante, todos queremos cuidar y ser cuidados». El filósofo asegura que a lo largo de la Historia el hombre no ha cambiado mucho en sus relaciones, «sólo en el discurso pero no en la estructura sentimental». Pero avisa de que en la actualidad se está produciendo un rebrote del machismo: «Los jóvenes reproducen patrones que parecían haber desaparecido».
Por Susana Gaviña
Publicado en el diario ABC de Madrid el 15 de febrero de 2009
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